viernes, 30 de mayo de 2008

La cuna de mis desvaríos


Soy un animal de costumbres: me gusta coger siempre por las mismas calles –aunque esto también se debe a mi nula falta de orientación-, me agrada un cierto orden preestablecido, y aunque me parecen divertidas las sorpresas en un cumpleaños, en general éstas, saliéndose de este ámbito, no me atraen mucho.

Quizá por eso, a pesar de que he escrito en los sitios más inverosímiles, como estaciones de tren –esto lo hice, por motivos laborales, durante más de tres años-, en una oficina frente al muelle, o en un autobús camino a El Puerto de Santa María, me quedo con mi mesa, la cuna de mis desvaríos.

No es una mesa valiosa, “procedente de una herencia”, como muchas veces señalan en sus pomposos reportajes ciertas revistas de decoración. Es una mesa corriente de ordenador, que adquirí junto con otros muchos muebles justo cuando me separé, hace ya casi siete años. Era el mobiliario que a partir de entonces iba a acompañarme en la vida. Pero era el mío, y por eso me gustaba, a pesar de no ser de diseño italiano, precisamente.

La mesa –oscura, maciza, algo basta- en la que tengo mi ordenador, conserva un cierto “desorden ordenado”: la fotografía de mi hija menor, Laura, que luce preciosa en su marquito étnico de negritos y conchas, convive junto a tazas con lápices y bolígrafos, cajitas con gomas, clips y grapas, rotuladores fluorescentes y marcadores de tinta indeleble, y una caja con un batiburrillo de programas del Teatro Falla, entradas de conciertos de música clásica, libretitas con un contenido del que ya ni me acuerdo, y varios papelitos amarillos de post it, de esos en los que anotas cosas para que no se te olviden, y nunca recuerdas que lo tienes anotado, sobre todo cuando te hacen verdaderamente falta. También tengo a la derecha una multifunción, de estas que te escanean, fotocopian e imprimen, todo en uno –una maravilla, oigan-, y dos pequeños altavoces alargados que, a ambos lados del monitor plano, pareciera que lo custodiaran, y con los que me gusta oír alguna cadena especializada en música barroca, de las tantas que hay en internet.

En la parte inferior de la mesa está, a la derecha, la torre del ordenador, y casi a mis pies, un estante con discos vírgenes y otros que ya perdieron la vergüenza hace mucho, mezclándose las grabaciones de películas con música de los más variados estilos. También hay una caja de cuerpo liso y tapa rayada multicolor, que contiene papeles, notas, algunas antiguas columnas publicadas y recortes, y está asimismo el anterior teclado que tuve y que ahora duerme su inutilidad en ese sitio no demasiado destacado.

Enfrente tengo una ventana con unas cortinas de color rosa muy fuerte, casi berenjena. Nunca las descorro porque no tengo por desgracia unas vistas demasiado hermosas: ni el muelle que veía en mi anterior despacho, ni un parque, ni una plaza, y mucho menos el mar, que sería lo que a mí en realidad me gustaría tener como paisaje de fondo. A unos metros de mí se alza un enorme bloque de pisos, tan alto, tan feo y tan amazacotado como el mío. Por eso prefiero tener siempre las cortinas color berenjena corridas: para no deprimirme con el vecino que se asoma en el balcón de enfrente, y que muchas mañanas sale sin camiseta y sin peinar, o con las palomas que, lejos de su imagen romántica e idílica, son mis más rotundas enemigas: verdaderas expertas en el arte de ensuciar los alféizares de mis ventanas con sus desechos.

En cuanto a si sigo algún rito especial, si al escribir de noche, en tranquilidad, cuando ya mis hijos duermen, se le puede llamar un rito, pues sí. Pero no necesito ni un ambiente cargado de humo, puesto que no fumo y no soporto el tabaco, ni un vaso de whisky, ni un adorno especial sobre la mesa, ni nada parecido. Sólo paz y silencio. Ni siquiera el murmullo suave de la música clásica, que tanto me gusta. Lo que necesito y me encanta es el silencio de la noche, que, para en esos momentos, es para mí el mejor de los sonidos.

10 mordiscos a esta cereza:

Anónimo dijo...

Por Dios qué pluma tan prolífica la de esta mujer!
Como se nota que eres escritora las 24 horas del día y encima de todo te das tiempo para escribir libros!
Déjame decirte que llevo un par de semans vistando tu blog y ya te admiro. Personalmente, me es casi imposible escribir más de una vez por semana. Me sentía satisfecha de los meses que he tenido 5 entradas, pero ante tu derroche de publicaciones me siento casi cohibida.
Saludos con cariño y admiración

Anónimo dijo...

hey,me pido esa ilustración, dime aramimmo daónde las sakao

ybris dijo...

Pues casi coincidimos en todo.
Sólo que yo no vivo más que en el silencio del alba porque soy incapaz de transnochar.
Aunque a veces, cuando ando solo por ahí, anoto cosas en papeles que luego no encuentro.

Besos.

© José A. Socorro-Noray dijo...

Gracias por dejarme entrar en tu casa y en tu interior.
"me quedo con mi mesa, la cuna de mis desvaríos" ¡Qué belleza!

Un beso

PS: Yo sólo necesito volar en mi interior, aunque a veces sea un problema.

Anónimo dijo...

Bueno... yo no necesito tampoco un wisky, ni un paisaje ni música (el tabaco, aunque no lo necesito, ayuda sobretodo cuando después de escribir releo en busca de erratas)

Lo único que necesito es un saco de sentimientos danzando dentro de mi, tiempo para plasmarlos en un batiburrillo de letras y sobretodo un ordenador, porque no me preguntes por qué, pero no sé escribir en papel y si lo hago tardo una eternidad o no sale absolutamente nada!!!

Me ha encantado saber donde cocinas las exquisiteces que después saboreamos tan ricamente.

Un beso.

Belén Peralta dijo...

Lunática, cariño... si supieras que le araño horas al sueño para poder escribir... No tengo ni mucho menos tanto tiempo libre, pero por ejemplo apenas veo televisión o lo dedico a otras cosas, y lo que hago es escribir, escribir, y escribir... Por cierto de mi libro fue, digamos, "en horas de oficina" ;-)) (Tengo escrito otro que ya escribí en 2005y del cual ya me pagaron el manuscrito, escrito en clave de humor sobre las relaciones hombre-mujer, y si todo sale bien, en un año aproximadamente verá la luz, quizá antes).

También es cierto que el 85 por ciento de lo que cuelgo lo escribo al día, pero hay un 15 por ciento que son escritos anteriores al blog y que he ido colgando.
Un beso desde Cádiz. :-)


Nean, te prometo que no recuerdo de dónde la saqué, pero con cogerla de mi blog, creo que te vale. Creo que es de un subforo de arte de un foro en el que yo participaba ocasionalmente. Si me acuerdo, te lo digo, claro. O si está por aquí la buena de Sun, seguro que lo sabe y nos lo dice. Sé que a ti y a mí nos gustan las mismas ilustraciones.


Ybris, a mí es que me gusta escribir de noche, entre otras cosas, porque cuando me levanto temprano tengo tanta prisa por irme al trabajo que no me da tiempo a casi nada... y mucho menos me daría tiempo a escribir. Durante un tiempo que estuve dentro de un foro me levantaba un poquito antes para dar al menos el buenos días al personal... pero ya no. Ahora el ordenador para trabajar, y para mis cosas, sólo por la noche y, a lo sumo, alguna tarde. Un beso enorme, maestro Ybris.


Noray, muchas gracias de nuevo; me alegro mucho de que te haya gustado esa definición de mi mesa... pero es que la considero así: donde nacen mis tonterías y mis locuras escritas. Mis desvaríos. Un beso, Noray, que surque el Atlántico.


Mi querida Ana: qué bonito lo que cuentas, y decirte que yo la mayoría de mis cosas también la escribo en ordenador, aunque durante mucho tiempo he escrito a boli o con pluma, y si se tercia ahora, también lo hago así. Me gusta además hacer como Ybris: si me viene una idea a la cabeza, plasmarla en cualquier papelito que tenga a mano para luego desarrollarla con tranquilidad.

Me ha encantado por cierto tu última frase... y ya sabes que estáis todos invitados al banquete. ;-))

Un beso muy fuerte, Ana.

Y por supuesto para todos.

B.

Fermín Gámez dijo...

Yo también me quedaría con el silencio, de entre todo lo que has dicho, como elemento común para la hora de escribir.
Y también tengo mis manías, como escribir a lápiz preferentemente muy afilado (no es una metáfora, es que me gusta la letra muy fina y pequeña y sólo un lápiz afilado me permite escribir de esa manera)

Belén Peralta dijo...

Fermín, me ha encantado tu aclaración sobre lo del lápiz afilado... ;-))))

Doctor Krapp dijo...

Me encantó esa descripción de tu rincón. Hay una enorme belleza en la forma en que tus palabras miman el espacio en que eres tan feliz.
Hablando de palomas, esta mañana tuve un conflicto con una que tuvo la desvergüenza de querer atropellarme en plena vía pública. Entendí que era una hora temprana también para ella, que apenas se había levantado de su rincón doméstico, pero me alteró sus feos modales y procedí a llamarle la atención de esta guisa:
-A ver si miras por donde andas, coño.
Me miró perpleja y se largó.

Belén Peralta dijo...

Jajajajaja... Me has alegrado la noche con tus ocurrencias, doctorcito. Me alegro mucho de que te haya gustado la descripción, totalmente verídica, de uno de los rinconcitos favoritos de mi casa... :-)

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