viernes, 23 de mayo de 2008

Ven sin miedo






No temas ni por un instante
descubrir las azucenas de mis pechos,
cálices dulces y tersos;
dos palomas mensajeras
que, lejos de querer volar,
anhelan dormir en tus manos.

No dudes, no vaciles
en pasear en mí con la presión justa,
aquella que me hace estremecer
aun cuando tus manos
no estén presentes,
porque ya sé cómo juegan.

No tengas miedo,
tómame de mi mano,
avanza inexorable como llama,
no temas condenarme
y haz que me diluya
en tu pecho, dulce maraña.

3 mordiscos a esta cereza:

Luna Carmesi dijo...

Mejor la confianza mutua que el miedo compartido.

Besos.

Juan K Manei dijo...

No temas ni por un instante
descubrir las azucenas de mis pechos,
cálices dulces y tersos;
dos palomas mensajeras
que, lejos de querer volar,
anhelan dormir en tus manos.


¿Cómo las disfruto? Las palabras. Si, siendo lo que soy, me mueve a decirte muchas cosas que mejor me callo. No sea que termine por hacer un poema hijo del tuyo que sólo le ofenda.
¡Qué manera de entregar el corazón con el cuerpo!
Y el cuerpo con el alma...

Belén Peralta dijo...

Luna y David, muchísimas gracias por pasaros por mi cajita donde intento ofrecer una pizquita de mí y de mis cosas.

Os mando un beso y me alegro de que os guste lo que veis...

B.

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