lunes, 29 de septiembre de 2008

¿Qué decir?






¿Qué decir ante las lágrimas?

¿Qué decir ante el dolor?


Hay quien se acurruca y sueña, otros prefieren compartir... Hay quien se funde en su propio silencio, y hay quien alborota e inoportuna corazones ajenos contándole sus cuitas. Y digo bien inoportuna, porque es que, en el fondo, "todos tenemos problemas"...


Hay quien siluetea con sus dedos viejas fotos, o tamborilea con esos mismos dedos nerviosos sobre la mesa. Hay quien calla y traga, y quien calla y vomita todo en forma de lágrimas. Hay quien desea fervientemente un abrazo y no tiene cerca quien se lo pueda proporcionar. Otros, más ariscos, prefieren abrazarse a sí mismos en la soledad de la noche. O que les rodee con sus notas alguna vieja melodía de piano. Así se sentirán igualmente arropados, mientras las lágrimas no cesan.


¿Qué decir ante esas perlas de sal?

¿Qué decir ante el dolor?

¿Qué decir?



domingo, 28 de septiembre de 2008

Fundido en negro





Ojos azules

regalándonos cine...

Fundido en negro.





sábado, 27 de septiembre de 2008

Mi adorado Paul





Mi adorado Paul:

Desde hoy, las cintas de celuloide obrarán un milagro. Porque llorarán tu pérdida. Porque, aunque ya se olían desde hacía varias semanas que nos ibas a dejar huérfanos, la noticia -como todas las noticias tristes, malas, casi incomprensibles-, nos ha caído a todos -a ellas, a nosotros- como un chorro de agua helada por la espalda. Y, desde hoy, las cintas lloran.

Desde muy pequeña adoro el cine. Mis padres no eran de los que me mandaban a la cama cuando proyectaban una película por las noches, aunque presentaran algún rombo, siempre y cuando no hubiera que madrugar al día siguiente, y por eso recuerdo desde pequeña haberme empapado de clásicos en blanco y negro de los que, probablemente no entendía la mitad pues su trama se escapaba a mis entendederas de niña, pero que ya me fascinaban por sus luces grises, sus escenas, y, por supuesto, por las interpretaciones de aquellas estrellas. Me llamaban poderosamente la atención los labios muy oscuros, teñidos de un carmín intenso, de bellezas como Rita Hayworth o Ava Gardner. Sufrí con la angustia de Susan Hayward en "¡Quiero vivir!", o me estremecí con aquella desquiciada Blanche DuBois/Janet Leigh de "Un tranvía llamado deseo". Y, entre tanta heroína, unos chicos guapos, algunos duros, como Marlon Brando, otros elegantes, como Cary Grant, otros con carita de bueno, como Gregory Peck, y otros, divertidos como Jimmy Stewart. Y, entre ellos, . con tus tremendos, apabullantes, casi inexistentes por imposibles ojos azules que, en el blanco y negro de aquellas noches del setenta y cuatro, se me aparecían como dos lagos transparentes.

Fuiste guapo, guapísimo, fuiste inteligente -te graduaste en Economía-, fuiste emprendedor -creaste tus negocios-, fuiste fiel -en la marabunta de Hollywood, casarse sólo dos veces y una de ellas durar con la misma esposa cincuenta años tiene mucho mérito, créeme, Paul-, fuiste un hombre que creía en la democracia, fuiste defensor de enfermos y desvalidos, fuiste un excelente actor, capaz de multitud de registros. Y fuiste el dueño del par de ojos más inmensamente azules que recuerdo de la historia del cine. Y mira que ya llevo vistas películas.

Siempre extrañaré los dos lagos que fueron tus ojos. Menos mal que me quedan tus películas para seguir nadando en ellos.

Descansa en paz, mi adorado Paul.



jueves, 25 de septiembre de 2008



Se lo dedico hoy a Mía, porque una mujer que firma con corazones, a la fuerza debe creer en el amor más absoluto.



No tengo duda:

entre el puedo y no debo,

muero por verlo.





miércoles, 24 de septiembre de 2008

Fugaz





Leve susurro,

confidencia que vuela,

trémula carne.


domingo, 21 de septiembre de 2008

Hasta muy pronto, Ybris





Acabo de enterarme, porque he estado varios días desconectada, y aún estoy en una especie de estado de shock. Nunca pensé que las cosas que pasan en el cibermundo puedan afectar de una manera grave, pero cuando la virtualidad traspasa lo simple hasta llegar a lo bueno, a lo perfecto, como ocurre con el blog de mi estimado, querido, admirado Ybris, entonces sí que golpean con fuerza en lo más profundo, aunque parezca, a ojos de un profano, o de una persona a la que no le interesen las letras, por ejemplo, que esto es una exageración supina.

Y esto ocurre porque el blog de Ybris, que ahora se cierra, para mí no era una simple bitácora. Era un maravilloso remanso de paz, de reflexión, de sensibilidad, de belleza... Adoraba meterme en él y descubrir qué nuevas maravillas habían salido de las manos deliciosas del maestro madrileño, el hombre que abrió un blog bajo el nombre Vacío y que ha llenado los corazones de mucha gente, trocando oscuridad por luz en muchas, muchas ocasiones.

Ignoro las razones por las que Ybris abandona su bitácora. Espero ante todo que no se trate por motivos de salud, y sea en cualquier caso el lógico cansancio de alguien que está actualizando su blog continuamente -todos ustedes saben que a mí también me ha ocurrido, por ejemplo-. Gracias al de Ybris, además de aprender y maravillarme, he conocido a muchos amigos más cuyos blogs igualmente me han enriquecido, convirtiéndose todo en una inmensa cadena de palabras, sentimientos, poesía y halagos sinceros por la mutua admiración... Ybris, no, por favor, no hagas que tu blog se vuelva definitivamente vacío y haz, con tus dedos magistrales, que se llenen de nuevo de sabiduría, verdad, sensibilidad y poesía.

Ybris, tu blog es uno de mis blogs favoritos, imprescindibles. No dejes que se marchite en el tiempo y regresa en cuanto puedas, por favor.

Por favor.

Belén. :-(((((

Mis (no) pretensiones







Hoy, con un cariño especial, para todos aquellos que sufren por un amor imposible.




No pretendo lastimarte
y por ello en mi ser oculto,
aunque en el fondo no te importe,
el desasosiego que me invade.

No pretendo que sufras,
y por ello me callo,
dulce mescolanza en mi pecho,
la alboronía de inquietudes
cuando (no) me miras y te veo.

No pretendo que me quieras
pues más fácil es la empresa
de abarcar el inmenso mar
entre los dedos, en las manos.

No tengo pretensiones.

Por eso te observo en silencio,
sombra lejana y ausente,
me conformo, me entristezco,
y, simplemente, sueño…

sábado, 20 de septiembre de 2008




Naufragué en tus aguas
y nadé hasta caer,
exhausta,
en la isla que eras tú.
Descubrí tus mil rincones,
intrépida exploradora,
recorriendo de tu cuerpo
(y en tu cuerpo)
las grutas ignotas
que a mí se ofrecían.
Tuve miedo a fallar,
y me acogió la red de tus brazos.
Así que, ahíta de besos,
fragancias intensas y caricias de miel,
me abandoné en la selva de tu isla
y quise que nunca jamás me encontraran.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Esclava y liberta




Esclava de ti,
de la nube de azúcar de tus besos,
esclava que te arroja los pétalos
del amor incondicional hecho sueño.

Las cadenas que a ti me unen
son el dulce lastre del deseo,
y suponen el puente tibio
entre tu piel y mi cuerpo.

No quieres ser mi sufrimiento,
liberarme es tu afán y desenfreno,
y yo ansío ser esclava y liberta.
Esclava de ti, liberta en tus dedos.


jueves, 11 de septiembre de 2008

Dos mujeres



Me siento acompañada con el eco poderoso de tus palabras,
tu sonrisa cantarina refulge como rocío en las hojas tempranas,
tu compañía me envuelve y me devuelve sin tregua a la niñez,
cálida manta con la que me arropaba mi madre una y otra vez.

Me siento abandonada en medio del torbellino de tu ausencia,
la soledad me desampara y me hace más frágil sin clemencia,
la oscuridad en la que partiste tiñe de tinta china tu recuerdo,
el hueco helado que dejaste transforma en pedernal el silencio.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

El alma errante




Hoy, entre viejos papeles, haciendo limpieza, he hallado con sorpresa este pequeño relato que escribí con poco más de catorce años. Lo traigo a mi cajita de cerezas y guindas para que no se pierda y se mantenga aquí, con la frescura e ingenuidad de mi edad adolescente, pues no lo he retocado lo más mínimo, ni en expresiones, ni en comas, ni en tildes, ni en mayúsculas, ni en nada de nada. Tal cual. Espero que comprendan -y disculpen- los fallos que pueda tener. No es bueno, pero a mí me encanta por la gran cantidad de recuerdos que me ha traído de repente, puesto que incluso lo presenté a un concurso, años después, y por supuesto sin ganar nada... Les invito a que se sienten en el suelo, formando corro, y me dejen que les cuente este cuento...




Se lo dedico con cariño a Lola y Auxi, por tener sus almas dedicadas a la música... Shhh... Comienza el cuento...




EL ALMA ERRANTE



Soy un alma errante. No tengo edad, ni sexo, ni patria. Hace ya mucho tiempo fui una persona como lo podéis ser vosotros, pero mi ansia, mis ganas de poseer una de las artes más hermosas que haya podido crear el hombre, me perdieron, y me convirtieron en lo que hoy soy: un alma errante, que vaga y busca la solución para convertirse en ser humano y así poder descansar de una bendita vez.

Y no es que me desagrade ser un alma: no tengo que preocuparme de cosas terrenas como comer, beber, soñar o trabajar. Pero este estado de ingravidez me preocupa y me distrae, me angustia y me hace pensar demasiado, así que día a día trato de buscar la solución a mi problema, hasta ahora, sin resultado.

Todo comenzó hace muchísimos años. Yo era una persona medianamente feliz, medianamente normal, medianamente gris. Pero había algo que me sacaba de mi tedio, de mi rutina habitual, y eso era la Música. Ella era mi amiga, mi compañera, mi esposa, mi amante. Era mi Todo, y yo lo era todo por ella. Por la Música hubiera matado, robado, mentido a mi mejor amigo. Yo era un ser poseído por la Música y la Música me poseía a mí.

Una tarde de otoño me propuse algo descabellado: encerraría la Música. Sólo yo en todo el planeta Tierra tendría derecho a gozar con ella. Sólo mis oídos podrían disfrutarla, sólo yo, sólo yo. Era una idea que me obsesionaba y que me atrapaba, que me consumía. Yo no era yo, era un ser poseído y hasta mezquino, si me lo permitís.

Construí un recipiente de cristal fino, de forma similar a la de los relojes de arena. Estudié la manera de fabricar un brebaje para enloquecer y emborrachar a la Diosa de la Música, para así apoderarme de Ella e introducirla en mi recipiente mágico de cristal.

No sé si fue el Hado, no sé si fue el Destino, pero tras muchos esfuerzos mi persona se vio recompensada: por fin encerré a la Música. Por fin yo era yo. Por fin sólo mis oídos podrían ser acariciados, lamidos, enamorados por Ella. Por fin, por fin, por fin... Yo ya no era medianamente feliz. Yo era Yo, así, con mayúsculas, por tener a la Música en mi poder, para mí.

De vez en cuando, tomaba en la palma de mi mano el recipiente de cristal y lo miraba. Me embobaba, mis sentidos ni siquiera existían con Ella delante. Me sentía un ser avergonzado por mi pequeñez y por su grandeza. Yo, un ser tan gris, tan poca cosa, había conseguido atrapar un arte tan bello para mi uso y disfrute. No me lo creía. A veces me cansaba de observar el tiestecillo de cristal y comenzaba a moverlo, primero muy despacio, luego lo giraba y finalmente lo agitaba con desesperación. Enloquecía y me sentía morir de placer por poseer algo tan hermoso y que tanto esfuerzo me había costado conseguir.

De nuevo el Hado o el Destino quisieron jugar conmigo, y una soleada mañana de primavera, el recipiente de cristal fino se me cayó de las manos. Yo me quedé de una pieza, mirando fijamente los diminutos cristales en los que se había convertido el relojillo de arena sin arena. En ese instante, una voz, no estruendosa como la de los genios de los cuentos infantiles, sino melodiosa y dulce, como la de un efebo adolescente, me maldijo y me condenó a vagar como un alma hasta hallar la solución para poder convertirme en mortal.

Yo no podía creerlo, pues no esperaba tal castigo de la Diosa de la Música, Aquella por la que había hecho tanto. Pero, efectivamente, me convertí en alma errante, y así continúo. Vago y yerro sin rumbo fijo, y, lo que es peor, sin posibilidad de poder gozar de nuevo con Ella, ya que la Diosa de la Música me dejó sordo antes de la transformación. Sólo deseo que la Música siga siendo amada, pero sin llegar nadie al extremo increíble de ansia al que yo llegué, y que me ha llevado a ser un alma errante, sin edad, sexo, ni patria.

Cádiz, 1981

martes, 9 de septiembre de 2008

Chispas




Breve.
Intenso.
Fulgurante.
Efímero.
Hondo.
Potente.
Enardecido.
Evanescente.
Sólido.
Etéreo.
Descarado.
Imposible.
Eterno.
Fugaz.

...Lo llaman amor.

lunes, 8 de septiembre de 2008




Hoy, especialmente, para los más melancólicos.




La luna ha venido hoy a visitarme.
Se empeñó en que callara,
en que la dejara hablar.
Yo no tenía ganas de charla;
es de esos días en que la tristeza
quiere escarbar tanto que tú la dejas
por falta de fuerzas... aunque no quieras.

Dejé que la luna me hablara,
que me susurrara, tierna;
que me bañara con su luz de aguamarina,
que hiciera sentirme,
con el paso de las horas,
surgida del mar, una ondina.

Sus mares entonces me parecieron lunares,
campos y valles sus paisajes de roca,
parques de ancianos su serena quietud...
dos solitarias compartiendo vida y luz.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Desnúdame por dentro



Atrévete a imaginarme y dime qué ves.
No te quedes sólo en mi cara, en mis ojos;
no te fijes sólo en mis pechos, en mi piel.
Desnúdame por dentro y hazme tuya,
lánzame sin pensar mil preguntas,
regálame el torbellino de tus dudas.
No tengas miedo y sé valiente,
con ese valor de los soldados jóvenes,
los que se apuntan, inconscientes, al combate,
y, cuando están muriendo, llaman a sus madres.

No temas zambullirte en mí,
que cada pregunta tenga su respuesta,
sumérgete en mi bilis, en mi sangre,
que lo contestado sea para ti una certeza.

Anda, no te quedes con las dudas,
háblame de aquello que siempre quisiste,
y, si te quedas sin pregunta alguna,
trenza con el mío tu amor cercano y hondo,
haz de mi pecho calmada laguna
y, así, callado, enrédate para siempre en el fondo.

¿Sólo seis?





¿Son sólo seis las cosas cotidianas, casi sin importancia (recalco lo del casi) que me hacen feliz?

Esta pregunta me la he hecho cuando he recogido esta noche el guante (que imagino sedoso, cálido, casi de terciopelo, por venir de quien viene) que me ha lanzado Rocío, la maravillosa Penélope que teje y desteje palabras increíbles a su antojo. Me nombra entre un selecto grupo en su entrada dedicada a los memes, que, como imagino que ya saben, son esas listas de seis cosas cotidianas, casi sin importancia(y vuelvo a recalcar lo del casi), que nos hacen felices.

Y tras leer a Rocío y a la forma en que ha expuesto sus cosas cotidianas que le hacen feliz, no sé yo cómo expresarme, qué hacer, qué poner. Y es que esta mujer me desarma, pues cuando la leo pillo después tal complejo de inferioridad...

Podría nombrar, por ejemplo, la sonrisa de mis hijos, que, sin mayor adorno, me iluminan el día más aciago (y aquí hago trampa y meto algo más, que es ver esa sonrisa oliendo a la vez la playa cuando la marea está baja). También ceñirme a cosas prosaicas pero que para mí son el mayor de los lujos, como el cálido olor a obrador de confitería, que, desde pequeña, siempre he pensado que es uno de los olores más ricos del mundo. Me hace feliz leer (es decir, lo que guardan los libros en su interior), y acariciar las tapas del libro (es decir, lo que muestra por fuera), especialmente si son los libros de Anagrama de la colección sobre García Márquez, con ese tacto tan suave y tan especial... Un lujo para mí es acudir a un buen concierto de música clásica, sobre todo cuando el público es entendido y no interrumpe la pieza con sus aplausos movimiento tras movimiento (como ha ocurrido en alguna ocasión con público no demasiado curtido en estas lides). Disfrutar de las pinturas y esculturas en museos y libros de arte es una de mis grandes pasiones. Y, por supuesto, el cine. Degustar una buena película de cine clásico un sábado por la noche, sobre todo si es invierno, con esa manta cálida y mullida sobre las piernas, estirada en el sofá, es verdaderamente impagable.

Sí, sé que no soy demasiado original, pero es lo que más me gusta y me hace feliz. Y me da rabia que sólo se puedan elegir seis.

Lanzo el guante ahora a Luis Antonio, Neander, Lunática, Luna Carmesí, Abril y Auxi. Tengo curiosidad por saber qué cosas pondrían en su meme otros que no he nombrado, pero como ya los han citado en otros blogs, yo nombro a éstos. ¿Conseguirán también elegir sólo seis cosas?

PD: Le recuerdo a los amigos nombrados que ellos, a su vez, han de nombrar a otros seis bloggers para continuar la cadena... :-))

viernes, 5 de septiembre de 2008

Lirio de romero y menta





...Y este lirio que se abre,
e impúdico, se te ofrece,
preñado de mil aromas,
oyendo, eternas, tus preces.

Mejorana y yerbaluisa,
almíbar y caramelo,
espliego y milenrama,
regaliz... y terciopelo.

Y este lirio que se abre,
y te da su savia fresca,
creciendo como flor viva
que huele a romero y menta.




Hoy, hace justamente un año, se fue a pique el Nuevo Pepita Aurora. Salieron a faenar, a buscarse la vida, 16 pescadores -humildes, sufridos, hechos de mar y sal y viento como todos los pescadores-, y volvieron vivos sólo ocho. Otros cinco lo hicieron en tristes cajas de madera, pero el mar se convirtió en el aposento eterno de tres de ellos. Incluso del barco, que continúa durmiendo su desgracia en el fondo del Atlántico.

Barbate sigue llorando. Barbate quiere saber. Todos nos conmovimos por la espantosa tragedia y todos queremos, al igual que Barbate, saber qué fue lo que ocurrió aquel aciago día de septiembre. ¿Pudo haberse evitado, como dicen las viudas? ¿Qué pasó en los angustiosos cuarenta minutos desde que se lanzó el SOS de alarma por la radio baliza hasta que se supo del vuelco del barco? ¿Por qué no se aplicaron las conclusiones sacadas del naufragio anterior del O Bahía, con muchas similitudes con el Nuevo Pepita Aurora? ¿Y esas cuatro irregularidades que constató la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes Marítimos, no sirvieron de nada? ¿Dónde están los cuerpos de los tres infortunados marineros que faltan? ¿Realmente es tan complicado el rescate de los restos del buque, anclado en el fondo marino gaditano?

Sinceramente, espero que para el 5 de septiembre de 2009 ya se hayan rescatado esos tres cuerpos. Si no es así, y si continuan durmiendo su desgracia en el fondo del mar, y esta cajita de guindas sigue ofreciendo sus frutos a todo aquel que se acerque hasta aquí, prometo tener un recuerdo para ellos, que lucharon contra el mar por ochenta cajas de boquerones. No es justo que les olvidemos. Recuerden que Barbate sigue llorando...

jueves, 4 de septiembre de 2008

Eva es muy tozuda






Eva se mira al espejo. Sueña con que algún día, quizá no demasiado lejano, enseñará a sus alumnos todo lo que ha aprendido... y lo que le quedará aún por aprender. Se enamorará de algunos de ellos, de esos hoyuelos en mejillas sonrosadas, de manos gordezuelas aprendiendo a hacer lazos y a abotonar nácares rebeldes, de los huecos que dejaron las paletas de leche, pedigüeñas fervorosas de pacientes Ratoncitos Pérez.

Pero, ¿por qué maestra? Quizá Eva sea algún día periodista. Recorrerá el mundo pegada a un cámara fiel, moderno escudero con el que recorrerá barrios marginales con casas sembradas de cucarachas como conejos. O quizá termine de corresponsal en la otra punta del planeta, abriéndonos los ojos y demostrándonos que detrás de nuestra tele de plasma existen más vidas.

Quizá sea científica biomolecular y sea ella la que halle la vacuna contra el sida, o encuentre la esperada definitiva solución al cáncer. Trocará con sus dedos de sabia los llantos por las sonrisas, las palabras desesperadas por rogatorias para una ventura merecida hasta el fin de sus días.

No. Le gustará ser matemática, desarrollando nuevas fórmulas y teorías entre montañas de papeles garabateados hasta la indecencia y pizarras mágicas que un día mostraron un blanco insultante. Le costará hallar un hueco para sus operaciones trigonométricas y descansará aliviada sólo cuando encuentre el fin del enigma en "las ecuaciones de Navier-Stokes", aún por resolver en pleno siglo XXI.

Lo suyo, definitivamente, será la música. Distinguirá una corchea de una semifusa, una pieza de Bach de otra de Händel, una tiorba de un laúd, llegará a ser directora de orquesta y los admiradores, rendidos, le regalarán los hermosos ramos de flores con los que nadie nunca la sorprendió.

Eva, del espejo, pasa a observar la lluvia tras el cristal. Baña sus ojos en esperanza a pesar de la tristeza y, mientras aguarda un nuevo cliente en el burdel, sigue repasando sus libros, empeñada en sacarse los estudios de Bachillerato. Se mira en su propio espejo interior e imagina que quizá algún día llegue a ser astrofísica. Eva es muy tozuda.

miércoles, 3 de septiembre de 2008




Bajo el hueco de tu brazo,
escondo mi cara.
Y, latiendo en mi pecho,
el corazón se desborda.

Imagino y sueño...

Me gustaría formar parte de ti
y que me tuvieras dentro,
muy dentro,
tan dentro
que no te dieras ni cuenta,
que fuera sólo una célula más de ti
y fuera imperceptible,
casi, casi, invisible,
vana y no tangible,
que no fuera yo.
(Y pienso entonces:)
No me importaría desaparecer así,
sólo por estar en ti.
Del todo invisible,
vana y no tangible,
sólo por estar en ti.
Sólo por estar en ti.

lunes, 1 de septiembre de 2008





Sí, a mí me da mucho apuro recibir un premio (y ya van dos) porque, lo digo con la mano en el corazón, no creo que me lo merezca. Ahora ha sido la buena de Candela la que me ha premiado. Y yo... ¿qué quieren que les diga? Escribo porque adoro hacerlo, porque es una necesidad vital, porque me asaltan las ideas y las frases y las palabras como un torbellino y tengo que transformarlas en algo sólido desde la punta de mis dedos. No escribo para que me halaguen, aunque como es lógico me hace ilusión que me lean, que participen con sus comentarios y, por supuesto, también me gusta que me critiquen tanto para lo bueno como para lo malo.

Y me da mucho, muchísimo apuro porque, al recibir este premio, también tengo que premiar otros siete blogs amigos. Siempre decimos las madres cuando le dan a elegir el hijo predilecto: "¿Qué dedo te han de cortar que no te duela?" Pues algo parecido me pasa a mí. Porque hay muchos más de siete blogs que considero merecedores del premio, porque no quiero que nadie se moleste si no lo nombro, porque me gustaría premiar a todos, ya que bastante esfuerzo es mantener día a día un blog. ¿Cuál nombro? ¿El de Ybris, los del Dr. Krapp, de los que no tengo palabras? ¿Esas explosiones de sensibilidad y hermosura que son los de Fermín Gámez, los de Neander, el de Orquesta Pelota? ¿Los bellísimos de Auxi, los tuyos, Candela, que me traen tantos recuerdos? ¿El de Mami, el del Lobito, el de Fauviña, el de Carome, que tanto me hacen disfrutar? ¿Y dónde dejo a mi Lunática y a mi Mónica que me visitan desde Chile, a mi Teresa con su precioso y sutil erotismo, a mi Javier Lunaro, que sé que siempre está ahí? ¿Dónde el del lúcido Dr. Vitamorte, los sensibles y hermosos de Noray, , el de Alma Cándida y el de Luis Antonio, que siempre me hacen reflexionar, el de la maravillosa poesía de Rocío, a la que admiro incondicionalmente? ¿Y el de Luna en su desván, el de mi Corsario sin patente, piratilla de mil mares, o el de Abril con sus historias mágicas?¿Y el de mi Ana, que sigue volando en círculos extraordinarios, o la musicalidad de Lola? ¿Y tantos y tantos que no puedo nombrar y a los que me encanta entrar tantas noches, aunque por falta de tiempo no pueda dejar ni un saludo?

Acepto tu premio, por supuesto, Candela, pero no puedo, sencillamente no puedo nombrar a "los siete magníficos" porque hay muchos más que premiaría y no quiero dejar a nadie en el aire. Leerles cada día o en el ratito que puedo supone para mí, eso sí, el mejor de los premios. Es como guarecerme un día de lluvia debajo de un paraguas multicolor.

Gracias a ti y gracias a todos por vuestros magníficos blogs. Gracias por dejarme un huequecito bajo ese paraguas maravilloso y especial.






September song






Para el Dr. Krapp, por lo mucho que sé que le gustan septiembre... y Sarah Vaughan.

Para que todos tengamos una feliz vuelta a la rutina.



Mientras se arreglaba frente al espejo, le vinieron a la memoria viejos conocidos: el olor a goma de nata, el chasquido del mechero de su padre que encendía un pitillo más mientras la esperaba para llevarla al colegio, la embriagadora fragancia de las rosas del jardín, la cara de su nuevo vecinito con el que había hecho tan buenas migas, el sabor a bizcocho de manzana que hacía su madre... También recordó los primeros pasos en el instituto, el desequilibrio encaramada en los tacones de vértigo, la música de moda que sonaba en su radiocasette, los pósters que regalaban las revistas para adolescentes. No le resultó extraño recordar los paseos vespertinos por la playa, cuando los bañistas tardíos iban dando paso a aquellos que querían recorrer la orilla con los pantalones arremangados y los zapatos en la mano. Las gaviotas recolectando los últimos restos, los chiringuitos con cuatro gatos apurando las últimas tardes veraniegas antes de desmontarse hasta el año siguiente, la noche echándose encima cada vez más aprisa.

Mientras se arreglaba frente al espejo, le apeteció poner un poco de música que le acompañara en esa primera tarde de un nuevo mes. Un mes que daba la bienvenida a un nuevo año, mucho más incluso que enero. Porque todo empezaba de nuevo, porque el oro dorado sustituiría pronto al verde radiante en las hojas de los árboles del parque, porque los niños se recogerían antes de la calle, porque comenzarían a repetirse las caras cansinas en los autobuses a primera mañana... y el ciclo comenzaría de nuevo.

September song. No podía elegir una mejor. Terminó de arreglarse, volvió a evocar el olor a goma de nata y el sabor del bizcocho de manzana de mamá, y, decidida a llevarse esa sonrisa a la calle, antes de salir apagó el equipo de música con un punto de nostalgia.

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