martes, 20 de mayo de 2008

Surcos



El surco que dibujaste en mi cuerpo
es ahora el camino para que tus dedos resbalen.
Es la vereda en campo abierto,
y la cañada donde mis sueños pacen.
Este surco que has provocado en mi cuerpo,
se asemeja a la estela del barco en el mar
cuando rompe y rasga y tiñe las olas
de un blanco nebloso, un blanco azahar.
Este surco que hiciste en mi cuerpo,
es la senda que tú has querido plasmar,
la zanja bendita que nunca se olvida,
la herida caliente que no sanará.
El surco que diseñaste en mi cuerpo,
un camino angosto, duro y a la vez tierno,
es ahora el raíl por donde se desliza tu amor.
Fueron tus dedos hábiles,
los que, desesperados,
jugaron a incrustarse en mi piel,
y el surco que dibujaste con ellos
es ahora camino, senda, cañada, vereda y raíl.

6 mordiscos a esta cereza:

ybris dijo...

Surcos que se hacen veredas.
Los caminos del deseo en el cuerpo son la guía que nos lleva al otro cuerpo deseado.

Muy bello.

Besos.

Belén Peralta dijo...

Qué bonita manera tienes siempre de comentar. Es una delicia leerte, aquí y en tu fantástico blog, que es poesía pura.

Buenas noches, Ybris, y gracias por leer mi prosa en vertical. Me alegro mucho de que te guste.

Besos,

B.

Fermín Gámez dijo...

camino, senda, cañada, vereda y raíl.

Los cuatro primeros que mencionas, no tienen por qué ser de hierro. El último sí.
Adoro estos contrastes semánticos que no sé si persigues o intuyes.

Belén Peralta dijo...

:-))

Siento desilusionarte, pero creo que son más bien por chiripa... aunque digamos que una chiripa un poquito elaborada. ;-))

Luna Carmesi dijo...

¿Para qué voy a intentar ser ocurrente con unas estrofas como estas?
Basta con mi litúrgico placer de disfrutarlas en solitario...

Un beso.

Belén Peralta dijo...

Muchas gracias, Luna. Me alegro de que te hayan gustado estos surcos y caminos, y que los disfrutes, bien en solitario como dices, o mejor en compañía...

Un beso,

B.

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