sábado, 31 de mayo de 2008

Música, siempre música



Acabo de venir con Laura de un concierto en el Gran Teatro Falla. Es el último del ciclo de este año dentro del Festival Manuel de Falla, que este año celebra su vigesimocuarta edición.

Asistimos el sábado pasado a un concierto realmente espectacular de la Praga Camerata, con obras de Mozart, Donizetti, Sibelius, Smetana, Dvorak y Grieg. Toda la ejecución del programa fue brillante, pero si me tengo que quedar con algo, lo haría con la bellísima pieza de Sibelius, el Nocturno Op. 5 para cuerdas, con una interpretación perfecta.

Hoy hemos asistido a un programa realmente singular, sobre todo en su segunda parte. Ha sido un concierto interpretado por la Camerata del Gran Teatro Falla, con el excelente violín solista José María Fernández, a quien ya he tenido la ocasión de disfrutar en otros conciertos -no se lo pierdan si tienen la ocasión-, y bajo la dirección de Tomás Garrido, un hombre que curiosamente empezó en esto de la música en un grupo de música rock, a los catorce años. El epígrafe del concierto era "El poeta y músico Tomás de Iriarte en el Cádiz de la Ilustración".

La primera parte se componía de obras de José Pons y de Mozart, y la segunda, como dije antes, muy singular y original, pues era la puesta en escena de Guzmán el Bueno, escena trágica unipersonal, de Tomás de Iriarte, tanto en textos como en la música. El actor Ramón Langa ha realizado una declamación perfecta de este monólogo, también llamado melólogo, al combinarse la música con la palabra.

Conocía al Ramón Langa actor de cine y televisión y, sobre todo, actor de doblaje, pues su voz es la inconfundible de Bruce Willis y Kevin Costner. Pero hoy he descubierto al magnífico Ramón Langa actor de teatro, ya que su dicción y declamación han sido perfectas. A mí al menos me ha gustado mucho, y a mi hija, también. Y eso que era una obra complicada y yo temí antes de empezar que podía aburrirse, pero me dijo al finalizar que le había gustado mucho.

En definitiva, ha sido una estupenda manera de pasar estas dos noches de sábado, y además, en sitios privilegiados, pues ya en febrero compré las entradas por internet y me hice, para ambos conciertos, con los asientos de en medio en primera fila. Todo un lujo para la vista y los oídos... Música, siempre música.

3 mordiscos a esta cereza:

ybris dijo...

Un placer inmenso siempre escuchar buena música. Incluso con piezas de mayor originalidad ante las que sentimos una cierta prevención.

Besos

© José A. Socorro-Noray dijo...

Siempre es un remanso de paz escuchar la mejor música. El Nocturno Op.5 de Sibelius es una auténtica joya.

Un beso.

Belén Peralta dijo...

Ybris, te doy la razón. Siempre es precioso escuchar música de calidad, sea del estilo que sea, incluso piezas de las que no tengamos ninguna referencia. El 1 de septiembre creo recordar que también colgué una entrada referente a un concierto al que asistimos mi hija y yo, y tenía piezas de autores que desconocía. Y resultó ser un concierto difícil de olvidar por lo hermoso, a pesar de que eran piezas "difíciles".

Noray, te doy toda la razón, y más a ti que sé que aprecias la buena música.

Y sí que es una joya ésta de Sibelius, como tantas otras, sobre todo si está tan magníficamente interpretada como lo hizo la Praga Camerata.

Un beso de domingo a ambos,

B.

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