miércoles, 11 de marzo de 2009








Cinco años ya.

Yo iba camino de mi trabajo tras haber dejado a Laura en el cole. Me daba el tiempo justo para llegar a la pequeña oficina de Mapfre donde durante unos meses trabajé como administrativa. Eran las nueve y diez cuando, por el camino, oí a dos personas cuchichear: "Ha sido horrible, hijos de puta". Un estremecimiento me recorrió el cuerpo porque en ese momento supe que hablaban de algo espantoso. No sé por qué, pero intuí que no era algo que había ocurrido allí cerca, supe -repito, no sé por qué-, que se había tratado de un atentado. Imagino que la expresión "hijos de puta" ayudó a ello. Poco podía imaginarme el alcance de lo que en realidad había ocurrido. A cuentagotas fue llegando la información a la diminuta oficina. Tan diminuta que ni siquiera teníamos mi jefe y yo una radio, aunque fuese de bolsillo. Pero recuerdo que esa mañana llegó el técnico de Telefónica para instalarnos el ADSL, y traía noticias frescas. Noticias negras, desalentadoras, tristes. Tras él, las llamadas del jefe de la oficina central, como un trasunto del reportero de última hora que asiste a una tragedia. "Veinte muertos, cuarenta muertos, ochenta muertos, no, espera, que son cien, no, que son ciento treinta, que son"... Un velo negro de desconcierto se cernió sobre nosotros desde entonces.

Cinco años ya.

Sabed que, cinco años después, estáis en nuestros corazones. Y, porque sé que nunca olvidaremos qué hacíamos aquella mañana de marzo, a punto de despedirse el invierno, sé que lo estaréis siempre.



domingo, 8 de marzo de 2009






Los que me conocen y me leen saben perfectamente que no me hacen demasiada gracia los "Días de", es decir, los días dedicados en el año a alguna entidad, labor, patología o colectivo. Hoy es Día Internacional de la Mujer y sólo quería recordar que todos los días son nuestro día, que siempre es el momento ideal para conseguir esa tan deseada conciliación (real) entre vida laboral y familiar, que siempre hay que luchar por el fin de la esclavitud sexual o la ablación del clítoris, entre otros abusos a mujeres, sean en nombre de un mercado que existe y que tristemente está ahí, o en nombre de una tradición que es rechazable por completo. Que siempre existan las mismas oportunidades en cuanto al empleo, al sueldo, a las oportunidades para estudiar y aspirar a un trabajo digno. Que frenen las cifras de mujeres que mueren en algo que por esencia es natural, como es un parto. Que se tenga más en cuenta, cada día más, la voz de la mujer en el tejido empresarial, político, cultural y social. Que todos estos deseos no se queden en algo utópico y en palabras colgadas en este blog.

Desde el cariño a los hombres como nuestros compañeros y mitades complementarias, feliz día a todas nosotras, como felices asimismo deben ser los trescientos sesenta y cuatro días restantes del año.



jueves, 5 de marzo de 2009

Soledad en grises








Este lado vacío,
frío, gris,
de mi cama,
es el hueco infame
de tu ausencia prolongada.

Aunque vista mi cama
de colores de alegría,
de infausta ceniza
torna por tu falta.

Amor,
¿dónde estás que no apareces?
Mi grito en la noche te busca,
en recónditos huecos negros,
y te susurra, derrotada,
que sin querer me resigno
a estar de mí misma acompañada.

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