jueves, 22 de mayo de 2008

Hasta la muerte




Para ti. Sigue siendo así.


Hasta la muerte.
Y he de quererte hasta la muerte,
porque tu sonrisa me puede,
porque tus ojos me regalan vida
cuando en ellos me reflejo…
aunque sepa que nunca serás de mí.
Hasta la muerte,
y cada palabra que escriba será tuya,
aunque me leas de tarde en tarde,
escondido en las sombras
de un universo gris.
Hasta la muerte,
legionaria de tu pecho,
no me importará no verte:
sé que siempre estás ahí.
Hasta la muerte,
amigo y compañero,
porque sueño con tus manos,
para mí un justo premio.
Hasta la muerte,
rendida y cautiva,
sin ambages ni rodeos,
hasta la muerte.
Hasta la muerte,
hasta la muerte,
hasta la muerte…
te quiero.



6 mordiscos a esta cereza:

Anónimo dijo...

saherá
(swajili)

Belén Peralta dijo...

Ay, amigo Nean...

Sí, sé que esta "prosa en vertical" -que no poesía-, no tiene una gran calidad. Sé que parece más bien un poema de adolescente, sé que es una gran hipérbole puesta en pie, sé que quizá ni siquiera he debido colgarla en mi blog... Pero también sé -y lo sé con la absoluta certeza de la que hablaba en otra "prosa en vertical", días atrás-, que es completamente cierto que querré a esa persona a la que va dedicada... hasta la muerte.

Un besito así de grande, Nean.

B.

Fermín Gámez dijo...

Benditos los que pueden volver a hacer poesía de adolescentes, porque de ellos será el reino de la poesía.

Los que imparten desde sus poltronas estilísticas talleres literarios seguro que ya no pueden. Perdieron la pureza vete tú a saber si alguna vez la tuvieron y la perdieron.

Besotes.

Belén Peralta dijo...

Fermín... ;-)))

Gracias por tu apoyo, porque sé que no es un escrito bueno, pero si es cierto que la poesía nace del alma y de los sentimientos más fuertes, entonces seguro que esto es poesía.

Un beso muy grande.

B.

Doctor Krapp dijo...

¿Por qué objetos que pensamos minúsculos para los demás -pueden ser grandes en realidad- son tan importantes para nosotros? El valor de un texto, de una canción, de un vidrio roto, de un pedazo de tela está en las emociones que ponemos en ellos ya que se convierten en una parte prolongada de nosotros fuera de nuestro propio cuerpo.

Belén Peralta dijo...

Qué bonita tu reflexión, Dr.

Es cierto, gracias a vuestros comentarios he visto que esto que en principio creí que era tan pequeño, en realidad es grande. Al menos porque me ha salido directamente del alma.

Gracias.

B.

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