miércoles, 20 de junio de 2007

Mensajes


Antiguamente -hace años más bien, y en realidad no tantos-, el recibir o enviar correo se transformaba en todo un ritual. El otro día por ejemplo tuve la ocasión de tener en mis manos unas postales y fotos antiguas de Cádiz y vi con curiosidad cómo los remitentes emborronaban con caligrafía perfecta de azulada tinta china la parte delantera de la postal, ya que en la parte trasera de la misma se advertía que allí sólo se podría poner el sello y escribir la dirección del destinatario. Las murallas de Cádiz ofrecían cariñosas frases sacadas de manual ortográfico: "Madre, espero que al recibo de estas letras se encuentre usted bien"... O también: "La niña está cada vez más mayor, padre, menos mal que nos encontraremos pronto cuando bajemos a verle y así usted podrá verla". Las murallas de Cádiz emborronadas de cariño sincero expuesto con académica perfección, o fotos de señores con gesto adusto esperando pacientemente el fogonazo de magnesio del fotógrafo parlanchín.


Ahora las únicas cartas que nos llegan son las facturas y las que envían los bancos. Poco más. Prácticamente a nadie se le ocurre enviar correo postal. Y es una pena. Una lástima que no se nos suban las pulsaciones al ver llegar al cartero o al abrir el buzón. Ahora giramos la llave con desidia, cuando antes se nos alborotaba el corazón al ver la sombra de un sobrecillo al otro lado de las ranuras del buzón, y torpemente girábamos esa misma llave, ahora que nos parece tan cambiada a todos los efectos, en su bombín correspondiente.


Por eso valoro tanto cuando me llega un mensaje a través del correo electrónico, o, como está pasando en este rinconcito regado de cerezas y guindas: una respuesta, dos, cinco, siete. No lo veo como que ha sido mandado automáticamente, a pesar de la inmediatez del "click" al virtual folio que recibiré. Lo veo como la demostración fehaciente de que existe gente que me quiere, y se ha preocupado en trabajarse un mensaje y enviármelo con cariño.


Y eso me encanta, porque el afecto es mutuo.


13 mordiscos a esta cereza:

Doctor Krapp dijo...

No lo olvide nunca Guinda de plata: su sensibilidad es su fuerza.
Por mucho que las mareas que inundan las aceras digan lo contrario, la fortaleza está en entender, en saber y en sentir; no en ponerse cada mañana la armadura e ir aplastando con su peso, allá abajo, los restos perdidos de nuestra sensibilidad y crear así esa imagen adusta y repelente tan de éxito en estos tiempos.
Y además sepa ya, que está protegida del mundo por un muro de cariño creado por la gente que la conoce, que la va conociendo y se siente feliz por tener la fortuna de haberla conocido.

Silvia Darnis - embolic dijo...

Además de lo que te dice el doktor, receta que has de seguir al pie de la letra, que pa eso sabe... vengo a pedirte permiso (aunque ya me lo he concedido sin tu permiso) para robarte un cachito de este escrito y ponerlo en mi firma, junto con una guinda, de plata, con hormiguita.

¿sabes? las hormiguitas, pequeñitas y hacendosas ellas, sortean y escalan cualquier muro por gordo que sea y recogen para su sustento todo aquello que les alimenta... haz lo mismo, escala el muro, sortealo, y recoge todo el cariño que anda por ahí desperdigado... es sustento y alimento que sirve para obtener fuerzas y escalar y sortear, si hiciere falta, cualquier muro que apareciera, con su paciencia y tenacidad siempre lo logran. Siempre. Te lo prometo. Que yo las he visto y observado. No te engaño.

Unknown dijo...

¡Qué tiempos me hiciste recordar! aquellos de mi niñez cuando mi padre nos escribia cada semana desde un lugar distinto de éste planeta.

En esos tiempos el cartero era, sin lugar a dudas, un mensajero de vida.

Pese casí de inmediato (antes incluso de acabar de leer tu entrada)en mandarte un correo de esos por el metodo tradicional. Qué pena, Cádiz es muy grande.

Nos hacemos a nosotros mismos de aprecio o de rencores; qué duda cabe que tu has elegido el aprecio.

Un poema en un verso.

Tu Corsario.

Anónimo dijo...

¡¡ Protagonista !!
¡¡ Siempre protagonista !!falta de originalidad que a golpe de copia trata de alimentar su ego para mitigar sus carencias que suple con su protagonismo

A. dijo...

Ni puñetero caso al/la anónimo/a cobarde que no da la cara de ahí arriba. Guinda, guapa, sigue. Me encanta seguir encontrándote por aquí... :)

Silvia Darnis - embolic dijo...

Buenas noches Guinda, recuerda que eres como una hormiguita que paso a paso con tesón salta cualquier muro.

Belén Peralta dijo...

Hola, muy buenas noches a todos.

Muchas gracias como siempre, por vuestros comentarios.

Y también gracias a esa persona anónima por gastar su tiempo en escribir en mi blog.

Eso sí, le dejo bien clarito que jamás, repito, JAMÁS, he plagiado ni he tenido (ni tendré) intención de plagiar a nadie. Nunca. Pero bien clarito, vamos. Claro... como el agua que surca las acequias de la Alhambra.

El día que tuviera la más mínima intención de plagiar, créame que dejaría de escribir.

Muy buenas noches a todos.

B.

alguien dijo dijo...

Me gustaría tener una pluma no último modelo. Más bien tendente a primer modelo, siglo ...

Me gustaría tener un papiro, no un correo electrónico.

Y me gustaría tener tu talento y tu sensibilidad para plasmar mi agradecimiento.

Gracias Guinda de plata.

Unknown dijo...

Fíjate cómo algunos se esconden de sus propias barbaridades. Por eso son anónimos.

Anónimo dijo...

Pues,Guinda, apenas me ha dado tiempo a leer el primero de tus textos y es realmente hermoso, será un placer echar un vistazo más detallado al blog, en cuanto pueda lo haré.
Un enorme abrazo.
Dejemos a los envidiosos la tarea de proferir injurias y a los necios la de contestarlas. Luis Dupaty

Belén Peralta dijo...

Gracias por vuestros comentarios, de corazón.

Esas cosas son las que animan DE VERDAD a seguir escribiendo.

DE VERDAD.

Gracias.

Belén.

Anónimo dijo...

Creo que la última carta convencional y con pluma, la escribí hace seis años. Una pena, pero tambien vamos en coche y no en palafren
En el trastero de mi casa tenemos alrededor de 1000 cartas guardadas: las que nos escribimos mi compa y yo entre 1962 y 1967. Antes de escribir algo, lo pensabas ... que allí queda escrito. A tantos años ya, pienso, que mas nos conocimos a través de ellas que en presencia. Culturas diferentes, creencias antípodas y sin embargo pareja sólida como el granito.
¡ Vivan las cartas de novios !

Belén Peralta dijo...

Filósofo, verá:

Ayer pinté la habitación de mi hija, y he tenido que sacar ropa de los armarios, juguetes de las cajas, y cartas de los cajones. Cartas de amor de mi novio, que posteriormente fue mi marido, y más posteriormente aún mi ex marido. Y aún después de la experiencia de la separación me veo totalmente incapaz de tirar esas cartas de amor. Ese montoncito de cartas que año tras año se van volviendo más amarillas y que están atadas con un lazo rosa. Tan rosa como fue mi matrimonio en los primeros años y tan rosa como no lo fue en los últimos.

Sí, ¡vivan las cartas de amor!

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