lunes, 9 de junio de 2008

Memoria de ti



Especialmente para aquellos que, en el fin de sus vidas, ven marchar a sus parejas sin el don de la memoria, tan apreciada por todos nosotros y por ellos mismos.




En la memoria de mis dedos
guardo, oculta,
la esencia de ti.
Pasearon por tus surcos
hechos al sol y al viento,
recorrieron los caminos
de tu cuerpo,
ágil y fuerte primero,
ajado y corvo después.

En la memoria de mis ojos
escondo un tesoro
que no he de compartir con nadie.
Mi primer hombre desnudo,
tus manos descaradas,
y, al nacer tu hijo,
feliz sonrisa en tu cara.

En la memoria de mi cuerpo
aún quedan las huellas de ti:
un colgante, alguna perla,
y mil arrugas profundas
que no llegaste a vivir.

Marchaste y quedé sola,
para siempre te fuiste
sin la memoria que yo sí tengo,
por eso sirva la mía
para embriagarme en tu recuerdo.

12 mordiscos a esta cereza:

Anónimo dijo...

BELLO HOMENAJE

Fermín Gámez dijo...

Pues sí, la memoria sirve para embriagarse, para embriagarnos, para ser nosotros mismos, en ausencia y en presencia.

Belén Peralta dijo...

Uno de mis mayores terrores es perder la memoria a la vejez. Tengo una memoria fantástica, soy capaz de recordar hasta qué ropa llevaba puesta yo o una determinada persona en una escena de hace más de veinte años... Sí, me da mucho, mucho miedo perderla.

Un beso, amigos.

B.

Anónimo dijo...

no hay persona que mas nos marque que aquella que alguna vez cuido de nosotros

ybris dijo...

Conmovedor.
A lo largo de los años va uno conociendo a tanta gente que se pierde así en la desmemoria...
Yo también lo temo.
Pero he aprendido a aceptar lo que no puedo cambiar.
Y me resigno.

Besos

Anónimo dijo...

Hola te descubrí hace poco tiempo y hoy es la primera vez que te escribo, me parece inmenso tu escrito, un hermoso homenaje. Mi madre falleció tras padecer Alhzeimer hace un par de años, su deterioro de la memoria era tremendo pero cuándo nos reconocía, merecía la pena ver su cara de felicidad aunque no supiera ubicarse.
Seguiré visitándote.
Un saludo

Ignacio Bermejo dijo...

Pero que poema mas tierno y más hermoso. Que caricia más sublime. Yo no acaricio a mi padre, pero siento esa caricia cuando miro mi mano y veo en mi mano la suya de hace años, sin tantas arrugas como tiene ahora, acariciando mi cara cuando yo era un chiquillo. Me emocionaste, mucho. Un beso

Luis Antonio dijo...

Quisiera tener esa memoria prodigiosa que conserva, sobre todo, los buenos recurdos, pero el temor a la nostalgia me hace dudar del mismo deseo. Me ha conmovido tu poema. Una vez más, te felicito, Guinda.

© José A. Socorro-Noray dijo...

Sublimes versos llenos de exquisita ternura. El Alhzeimer es una de mis grandes pesadillas.

Un beso.

Belén Peralta dijo...

Me alegro de corazón que os haya gustado este pequeño homenaje a esos ancianos que ven apagarse a sus parejas de tan terrible enfermedad. Y, por extensión, mi "prosa en vertical" va también para los familiares que ven a sus seres queridos en esa terrible tesitura.

Ya escribí sobre el tema en mi relato "Teresa", que lo podréis encontrar dentro de la etiqueta Cerezas dulces.

Muchas gracias a todos, un beso muy grande a todos aquellos que os habéis emocionado, y otro muy especial para Carlos. Eres bienvenido a la cajita de cerezas; pásate cuando te apetezca, porque me encantará que lo hagas.

Besos a todos,

B.

Paula - Canarias dijo...

Sentido y precioso.

Belén Peralta dijo...

Gracias, de verdad, porque aunque me gustaba la poesía, no me hacía mucha gracia su final, creo sinceramente que no está muy conseguido. Pero como he logrado llegar a vosotros y emocionaros, con ello me doy por más que satisfecha.

Muchísimas gracias, Alma Cándida.

B.

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