miércoles, 4 de julio de 2007
El tres de julio hizo un año de una terrible tragedia que se nos quedó a todos marcada en el corazón. El metro de Valencia sufrió un espantoso accidente y fallecieron 43 personas, quedando 47 heridas de diversa consideración.
Esta foto dio la vuelta al mundo. Violeta, de 11 años, regresaba de una mañana de compras en las rebajas con su madre, Mary Carmen, de 43. Violeta llevaba años haciendo gimnasia rítmica y estaba (aún lo está, afortunadamente) siendo considerada una verdadera promesa, ya que acumulaba muchos trofeos. Bastantes temieron cuando la vieron en brazos de César, un policía de 33 años que se convirtió en su ángel salvador, que quizá tendría dañadas las piernas y no podría nunca más a saltar al tapiz. Pero por desgracia, lo que más daño sufrió fue su tierno corazón, pues su madre falleció en aquel fatal accidente.
Hace un año, mientras las lágrimas me corrían por las mejillas, escribí esto, que colgué en el foro en el cual participaba por aquel entonces.
Ha pasado, Violeta, querida Violeta, un año sin mamá. Créeme que lo siento, aunque siga sin conocerte.
Querida Violeta:
Tú no me conoces, y, probablemente, no lo harás nunca. Yo, hasta hace unos días, tampoco te conocía. Pero te ví, con tus piececitos descalzos, negros de hollín y salpicados de sangre, propia y ajena, llevada en volandas por un voluntario que miraba para abajo para no verte la carita de sufrimiento y susto.
Esos piececitos han calzado miles de veces unas medias puntas, ese calzado mitad bailarina, mitad elástico, que las niñas que practicáis gimnasia rítmica, como tú, desde muy chiquititas, rompéis y gastáis cientos de veces, de tantas horas de entrenamiento. Como mi hija Laura, que también es gimnasta y tiene, como tú, algunas medallas y diplomas. Tú tienes once años y varios trofeos y campeonatos a tus espaldas. Laura aún es pequeñita y le llevas ventaja.
Maravillabas a todo el pueblo de Torrent, y, especialmente, a tus padres. Y tu madre se sentía tan orgullosa de ti, como yo me siento cuando veo competir a Laura, y abrazar a sus compañeras aunque no haya ganado, que seguro que no le importaba haberse dejado la vista en coser cientos de pequeñas y fastidiosas lentejuelas a tu maillot. Ese maillot que seguro preparábais juntas, con mimo, junto a las redecillas invisibles de moño, junto a los pasadores brillantes para el pelo, junto a la laca para que cada cabello se mantuviera en su sitio en cada pirueta fantásticamente imposible que elaborabas con maravillosa perfección. Como yo hago con Laura, cada noche antes del día del torneo. Por algo Mary Carmen, tu mami, también practicó rítmica cuando era pequeña.
Por eso me alegro tanto de que te vayan a dar el alta, porque significa que podrás seguir compitiendo, dando perfectos giros de 360º, o dando zancadas con las piernas abiertas hasta el límite. Aunque me angustia saber que pronto te darán la fatal noticia.
Querida Violeta: siempre estarás triste porque entraste con tu mami en ese vagón de metro un maldito tres de Julio que nadie te arrancará del alma, pero sé siempre feliz porque un ángel maravilloso hará que desde el cielo tu aro no se caiga o el extremo de tu cinta multicolor no toque el suelo.
No te conozco, Violeta, pero te quiero.
Belén.
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7 mordiscos a esta cereza:
Hola Guinda: Recuerdo bien el accidente. Un tren a mas de 80 Km/h en una entrada de máximo a 20. Se me rompe el alma. Como cuando hace poco mas de un mes una familia de tu Cádiz se quedó entera sobre el asfalto cerca de Écija. Los niñines de 4 y 2 años.
¡Maldita velocidad!
Ya me has dao la mañana, puñetera
Que hermosura de texto Guinda.
Cuando pasó aquello, encontré cierta semejanza con imágenes semejantes incluyendo a la famosa Piedad de Miguel Angel y así lo reflejé en mi blog.
Aún conscientes de la tragedia hay algo extrañamente esperanzador en el gesto de levantar al herido del suelo e intentar salvarlo con toda la fuerza de la voluntad.
Este es el enlace a aquella página de mi blog. Lo títulé Caídos:
http://suicidasperezosos.
blogspot.com/2006/07/cados.html
Krapp no sale la página. Pincho y pincho y terminaré agujereando la pantalla
Todo lo anterior junto y sin espacio, filósofo.
http://suicidasperezosos.blogspot.com/2006/07/cados.html
Siento haberle traido malas sensaciones, Filósofo. Sí, lo del accidente de Cádiz caló muy hondo en la ciudad, y más aún porque era una familia muy conocida. Qué pena de joven matrimonio y sus dos niñitas, tan pequeñas...
Doctor, yo también encontré similitudes entre la Piedad y esa imagen. Voy a leerlo ahora en ese enlace que me ofrece.
Muchas gracias por acompañarme.
Me has emocionado. Jamás hubiera podido imaginar tanta poesía, tanto dolor, tanta sensación, tanta lástima, tanta impotencia, tanta esperanza en una foto destilada por tu comentario. Gracias.
PD. Soy el de Unvideocadadia. ;-)
Hola, Luciérnago (sabía que eres el de un vídeo cada día ;))
Muchas gracias por tu comentario. Gracias por leerme y por haber compartido este texto que me salió del alma en esos dias horribles del accidente. Todos lloramos aquellos días con Valencia.
Un beso,
Belén.
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