sábado, 12 de abril de 2008
Que el candor del blanco no te frene.
Que escruten, nerviosas, las lanzas de tus dedos,
que tus manos trémulas no cesen,
que el deseo contenido se desborde,
que mis manos destapen lo tantas veces ansiado,
que tus manos auxilien a ello sin premura.
Que una sonrisa adorne tu rostro
cuando, finalmente y agradecidos,
tus ojos descubran mi tesoro.
Para etiquetar en la cajita como: Prosa en vertical
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