miércoles, 26 de septiembre de 2007
Para el marinero de agua de sal más dulce que he conocido nunca. Va por ti, Corsario.
Han dejado de buscaros. No estábais dentro del barco. De ese maldito barco que un día supuso vuestro sustento y el de vuestra familia, y ayer fue prisión con rejas de olas y candados de salitre.
Vuestros cuerpos reposan, ajenos quizá al dolor y los ojos secos de tanto llorar. Hinchados, sí, pero sin que el agua –otra vez el agua- surja de ellos. Las manos duelen de tanto ser apretadas, enlazadas, en una oración imposible. Teníais que aparecer. Vuestra no presencia no formaba parte del doloroso guión. Vuestros tres cuerpos de marineros valientes, como os bauticé el otro día, tenían que aparecer, aun trayendo con su imagen atroces pensamientos de dolor y gritos desgarradores ante la evidencia.
Pero no aparecísteis.
Quién sabe si una sirena aburrida de estar sola en el mar Atlántico de mi Cádiz bonito, ha querido atraparos en su red para que le hagáis más dulces los días, compartiendo con ella aguerridas historias de jornadas en mares embravecidos y contándole anécdotas de los chiquillos que os esperaban en la humilde casa marinera.
Va por vosotros, en el deseo de que algún día, no demasiado lejano, aparezcáis. Aunque dejéis huérfana a la sirena y su red.
Han dejado de buscaros. No estábais dentro del barco. De ese maldito barco que un día supuso vuestro sustento y el de vuestra familia, y ayer fue prisión con rejas de olas y candados de salitre.
Vuestros cuerpos reposan, ajenos quizá al dolor y los ojos secos de tanto llorar. Hinchados, sí, pero sin que el agua –otra vez el agua- surja de ellos. Las manos duelen de tanto ser apretadas, enlazadas, en una oración imposible. Teníais que aparecer. Vuestra no presencia no formaba parte del doloroso guión. Vuestros tres cuerpos de marineros valientes, como os bauticé el otro día, tenían que aparecer, aun trayendo con su imagen atroces pensamientos de dolor y gritos desgarradores ante la evidencia.
Pero no aparecísteis.
Quién sabe si una sirena aburrida de estar sola en el mar Atlántico de mi Cádiz bonito, ha querido atraparos en su red para que le hagáis más dulces los días, compartiendo con ella aguerridas historias de jornadas en mares embravecidos y contándole anécdotas de los chiquillos que os esperaban en la humilde casa marinera.
Va por vosotros, en el deseo de que algún día, no demasiado lejano, aparezcáis. Aunque dejéis huérfana a la sirena y su red.
Para etiquetar en la cajita como: Reflexiones y comentarios
Subscribe to:
Enviar comentarios (Atom)
3 mordiscos a esta cereza:
Casi me han saltado las lágrimas, Guinda. Es muy difícil explicar lo que supone el mar para un marinero (se acerca un poco Pérez Reverte en "La carta esférica" El libro, la película aún no la he visto) y sucesos como éste son especialmente desgarradores; pues no tenía que haber sucedido, y sólo un cúmulo de negligencias e ignorancia, acompañadas de una desidia y un desprecio totales, por parte de la administración, hacia la gente del mar; hicieron posible que la tragedia del pepita aurora se fraguase... Lo mismo que el Velasco segundo, bahía y otros de los que no me acuerdo el nombre ya hundidos y los que se han de hundir dejando a familias huérfanas. Los que, hechos a la mar, no son barcos sino ataúdes flotantes.
En los vídeos que he colgado en el foro se puede ver como un barco puede llenarse de agua, coger una escora muy acusada, incluso ponerse quilla al sol y no suceder nada... Si realmente es barco seguirá jugueteando con las olas. En el último se puede apreciar lo que es el trabajo en cubierta, el día a día (Claro que no todos los días son así, pero si muchísimos; a veces meses seguidos)
Hablaré, hablaré de porqué lo del Pepita Aurora lo considero un homicidio. Y de por qué pasó.
Qué preciosidad, de verdad. Bueno, considero que en el mar es muy difícil, casi imposible, encontrar un cuerpo. Ya no es el dolor por que tu padre o tu marido haya muerto. Es el dolor que no puedes tener lo que queda de él, para enterrarlo y hacer el duelo correspondiente. Es una doble frustración. Siempre.
esta foto también la conozco, tengo algunas del mismo autor en mi blog
Publicar un comentario