jueves, 26 de noviembre de 2009
Bañada en ti,
me amarro a tu alma
como tinta indeleble.
Seamos uno, uno sólo,
un único cuerpo,
un único hogar.
Que mi saliva sepa a tu boca,
que mis dedos huelan a ti,
y mi sexo, dulce lirio,
vire a puro frenesí.
Seamos uno en dos divididos,
cada quien con su lamento,
con su risa, con su afán.
Pero uno ser te pido,
uno sólo,
un único cuerpo,
un único hogar.
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6 mordiscos a esta cereza:
"un único hogar"
Sólo con un verso se hace poesía.
¡Bellísimo!
Un beso
Bonito, aunque la unidad es una quimera necesariamente imposible.
Creo que el final que apuntas, como metáfora y también sin metáfora, es la representación plena de lo que yo entiendo ser uno solo: hogar. Sobre todo eso, hogar.
Me ha gustado muchísimo el poema.
La palabra hogar sale dignificada con este bellísimo poema. Y buena falta que le hace...
Buscar la fusión de cuerpos y de almas,es una hermosa aspiración.
Saludos desde Chile
Muchas gracias por vuestra visita y vuestros comentarios. De verdad que palabras que salen de personas que escribís como vosotros lo hacéis, es un estímulo muy, muy grande. Muchas gracias.
Un beso,
B.
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