lunes, 3 de noviembre de 2008
Adentrémonos en el abismo
de descubrirnos sin reservas.
Desnudémonos del todo
y, tocando piel y alma,
sintámonos así, muy cerca.
Abandonémonos sin prisa,
con los dedos entibiados,
hechas de espuma las caricias
y de caramelo, nuestros labios.
Arrastrémonos al laberinto
de sabernos nuestros sin remedio,
dobleguémonos al amor tirano
fundiéndonos en este dulce asedio.
Para etiquetar en la cajita como: Prosa en vertical
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6 mordiscos a esta cereza:
El laberinto del amor
es amar en cuerpo y alma
buscando en el otro
lo que quizás en nosotros
nunca encontramos,
adentrándonos en el abismo
para resurgir con nuevos bríos
con el sexo, con un simple abrazo,
o con un efímero beso
que nos arda y nos incendie
nuestras entrañas.
Un beso
Complicado eso de verse en plural... Pero es la única forma.
Un beso
Esa idea de que el descubrimiento de ambos amantes supone un abismo, y luego también un laberinto unido a la plenitud de saberse unidos. Y un asedio... ideas que sólo atenúan la "espuma" y el "caramelo".
Quizás es el precio de hablar/amar en plural.
Me pasa a menudo que solo soy yo la que se desnuda, no me corresponden en sinceridad, ni tan siquiera en cariño, por supuesto que si, en pasión.
Es igual, da igual, espero algún día encontrarme con la otra persona encueros total.
Esperooooooooooo.
Un besito suavecito de mamita.
A veces tardamos en encontrar el otro desnudo. Pero cuando llega, todo es diferente. Así sí merece la pena vivir el amor....
¡¡Qué complicado es hallarse uno mismo cuando hay que hablar en plural!! Pero qué bien nos sentimos cuando llega ese momento, ¿verdad?
Muchas gracias a todos por vuestros amables comentarios y quiero decirle a Fermín que me ha encantado su análisis del texto. Sí, es cierto que buscaba esa contraposición de elementos duros frente a la tibieza del caramelo o la espuma. Me alegro de haberlo conseguido. :-))
Besos a todos,
B.
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