martes, 6 de octubre de 2009
Derretirme toda.
Convertirme en helado de cereza
y ser ácida y dulce a la vez.
Que me paladees en silencio,
sonriendo cuando llegues al trocito
que, sin vergüenza y descarado,
se te cuela entre los dientes.
Derretirme toda
y pasar de bola de helado
a líquido caliente
que, sin vergüenza y descarado,
paseará por tu garganta.
Derretirme toda
y, tal vez, conseguir de ti
lo que siempre quise:
que por una vez en la vida,
el helado de cereza
no te sepa a guinda,
sino a mí: a una exquisita mujer.
Para etiquetar en la cajita como: Prosa en vertical
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7 mordiscos a esta cereza:
Ensoñaciones gastronómicas de una exquisita mujer: ser esa mujer y no un mero objeto de consumo.
Eso tiene el derretirse así en la garganta deseada.
Besos.
Sin lugar a dudas...
sabes a cerezas.
Excelente poema que , a pesar de referirse a un helado, es muy cálido.
Un abrazo
Un beso a ambos... con sabor a cereza, evidentemente. :-))
Querido Noray, no te pases que de excelente nada. Ya sabes que lo mío no es la poesía (como haces tú magistralmente). Sólo es... pues eso, prosa en vertical. :-)
Ñam ñam Guindita!!!
Cuántos sabores y sensaciones, me ha encantado!!
Besotes guapísima!!!
¡¡Hola, María preciosa!! Siempre es un placer verte por aquí, saboreando las cerezas. Qué alegría verte, muchacha :-))
Se va derritiendo poquito a poco el alias, la metáfora, el velo... y dentro queda lo más jugoso de todo. La persona.
Es fantástico.
Fermín, que un halago así venga de un pedazo de poeta como eres tú, me llena de orgullo. En principio no iba a colgarla porque me pareció algo mediocre. Pero me dio pena no hacerlo. Me haces muy feliz, gracias.
B.
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