sábado, 2 de agosto de 2008

Las tres sirenas





Esta es la historia de tres sirenas que fueron engañadas por un Neptuno que no tenía corazón ni sentimientos. La historia de tres mujeres, sirenas cada una en un mar diferente -el Atlántico, el Mediterráneo, y el Pacífico-, vapuleadas en su corazón de forma distinta, pero siempre con el mismo resultado: una enorme grieta, dolorosa como una llaga y profunda como una sima.


Lo curioso de este caso es que me han dicho que a pesar de que las sirenas, como las ondinas y las hadas, sean seres fantásticos, sí vivieron esta situación... Quítenle la cola a las sirenas, pónganle piernas y pies, y zambúllanse en la historia...

Por fortuna, la sal del agua marina cura las llagas y me comentan que al menos una de ellas está, desde hace ya mucho tiempo, definitivamente curada. No sé qué habrá ocurrido con las otras dos sirenas...

Probablemente no entiendan nada, pero yo sé lo que me digo. ;-))




La sirena, desesperada, ahíta de buscar en cuerpos anónimos un calor que no encontraba cerca, se sumergió en un mar azul profundo destinado en realidad a otra sirena que, como ella, también estaba sola.

La primera ya disponía de un cuerpo cercano, caliente, que le procuró su simiente una vez para perpetuar su especie, pero no le daba más vida que aquella, vacía, gris, triste y solitaria, en su roca emergente de un mar mediterráneo de espuma. Naufragó y arrastró tras de sí a la otra sirena, la que sí estaba definitivamente libre, la que estaba bañada por el frío mar atlántico que un día prometió mostrar; la que cada día, y cada noche, y cada tarde, y cada madrugada, se veía arrullada por los ecos de ese Neptuno vestido de azul marino que, un día, le arañó inmisericordamente el corazón.

Hubo una tercera sirena, bañada por el Pacífico, pero esa casi es historia. Se hundió del todo en los engaños de un color traicionero.

Las tres sirenas creyeron en sus palabras de amor. Pero las tres olvidaron que el
azuloscurocasinegro es sólo un color. Sólo eso… Y un color jamás podría dar más de lo que pretende, que es cambiar el color de las cosas, las percepciones del alma. Un color no puede ofrecer amor bajo el estigma de la mentira.

2 mordiscos a esta cereza:

Dolores Serrano Cueto (Lola) dijo...

Te sigo leyendo.....
Saludos

Belén Peralta dijo...

Lola, para mí es un placer que lo sigas haciendo. También me pasé por tus blogs y me encanta compartir contigo tanto amor por la música.

Gracias.

B.

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