miércoles, 4 de junio de 2008
Claudicando.
Aquí me ves claudicando,
desterrando mis mohínes,
mi gesto cerril y adusto
y el corazón muy cerrado.
Claudicando,
porque no puedo vivir sin amarte,
porque echaba de menos tus besos,
porque a mis labios les gusta
pronunciar tu nombre en la noche.
Claudicando.
Derrota que no es derrota,
batalla que no fue tal,
enfado que fue sólo falla
en el mapa que ambos somos.
Claudicando.
Prefiero verme volcán
y tú, como lava ardiente
que por dentro me devora
regalándome la vida.
Claudicando.
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9 mordiscos a esta cereza:
es que eres dura, eh?, mira que hacerle mohínes...
Hay claudicaciones que más parecen triunfos.
Besos
Pero el volcán, el cono volcánico, es necesario para que salga la lava y no se creen jameos.
Un lujo leerte.
Un beso desde estos volcanes atlánticos.
Espero Guinda que no claudiques ahora de escribir en tu blog. Una cereza al día es casi un lujo necesario.
Comparto la petición y el deseo del Dr. Krapp. Además es el tiempo de las cerezas... Un abrazo
Hay algunas acciones cuyos vocablos son más difíciles que las propias acciones en sí.
Claudicar es una palabra tan grande. Tan difícil de asumir...
Sin embargo, cuando a uno le toca claudicar, y lo hace a base de besos o caricias o palabras, todo se vuelve más sencillo.
Hola, amigos.
Cómo se nota que el doctorcito y yo nos conocemos -aunque sea virtualmente- desde hace ya tiempo...
En parte porque he estado realmente ocupada, y en parte, porque me encontraba agotada física y mentalmente, he estado apartada un poquito de mi cajita de cerezas... Por un momento -sutil, breve y pequeño, pero por un momento- pensé en darme -¡y daros¡- un pequeño descanso. Pero es cierto que, como vivo para escribir, de momento, al menos, no puedo hacerlo. Y le estoy cogiendo demasiado cariño a esta cajita y, sobre todo, a aquellos que me acompañáis, así que, en este ratito del que dispongo, voy a escribir alguna cosa.
Perdonad si en estos días no os visito tanto en vuestras casas como a mí me gustaría, porque me encanta hacerlo a diario... pero me está resultando un poco complicado.
Os recuerdo también que estoy en las últimas clases del taller de cuentos al que estoy asistiendo y he tenido que reservar unos cuantos huecos para un relato que se publicará en un libro colectivo, con la autoría de todas las alumnas.
De momento, creo que habrá guindas para rato... aunque no sé si, como piden y desean el doctor y el amigo Luis Antonio, serán tan diarias como en Mayo. De todas formas, esto de escribir es una dulce droga y lo intentaré.
Un beso a todos y gracias por vuestros hermosos comentarios.
Nean, este mohín y un besito para ti. ;-))
Ybris, Noray, Doctor, Luis Antonio y Orquesta Pelota, un lujo leeros y que me acompañéis. Un beso a todos. Y gracias.
B.
Digo lo mismo que el Dr y que Luis Antonio, pero con otras palabras: tres días sin apenas dejarnos ni una guinda han sido muchos días.
Me alegro de que claudicar -o no claudicar- sea el espíritu de un poema.
Besos.
Buenas noches, querido Fermín.
Gracias por considerar que tres días sin guindas son muchos días, aunque yo te diría que eres un poco exageraíllo... con la de blogs interesantes que hay por ahí para leer y empaparse...
De todas formas te doy las gracias como siempre y te mando un beso de buenas, buenísimas noches.
B.
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