domingo, 8 de junio de 2008
Déjame navegar en tu río,
tu cuerpo fluyendo vigoroso,
y hallar meandros donde refugiarme
como si niña fuera otra vez.
También tengo en él los afluentes,
tus brazos en los que nadar es fácil,
y los troncos de tus piernas
donde yo pueda agarrarme
y no perecer en el intento absurdo
de hundirme para siempre.
Tú no lo permitirías;
no querrías que fuera
tu cuerpo fluyendo vigoroso,
y hallar meandros donde refugiarme
como si niña fuera otra vez.
También tengo en él los afluentes,
tus brazos en los que nadar es fácil,
y los troncos de tus piernas
donde yo pueda agarrarme
y no perecer en el intento absurdo
de hundirme para siempre.
Tú no lo permitirías;
no querrías que fuera
como la amada Alfonsina,
cargándome de piedrecitas
los bolsillos de mi abrigo
para dormir junto a las sirenas,
que con peines de corales
y lacitos de medusas
en el fondo del mar
enredaron sus melenas con la suya.
Prefieres que navegue en ti,
y sumergida en tu regazo,
cargándome de piedrecitas
los bolsillos de mi abrigo
para dormir junto a las sirenas,
que con peines de corales
y lacitos de medusas
en el fondo del mar
enredaron sus melenas con la suya.
Prefieres que navegue en ti,
y sumergida en tu regazo,
investigue en tus recodos
y salga después a flote
ofreciendo mi rostro empapado.
y salga después a flote
ofreciendo mi rostro empapado.
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2 mordiscos a esta cereza:
¡Cuánta belleza!
La verdad es que, por preferir, prefiero que no te sumerjas. Sólo deseo que nades y seas tú.
Un beso lleno de admiración !!!
Qué cosas más bonitas dices en tus poesías y fuera de ellas. Es un placer contar con tu presencia en esta cajita, querido Noray.
Gracias por estar ahí.
Besos dulces como el agua del río,
B.
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