viernes, 11 de julio de 2008
Último día (snif) en el taller, y despedida de mis compañeros y de Víctor. Ha sido una semana intensa en la que he aprendido mucho y he gozado, de verdad, con excelentes escritores y mejores personas. Por supuesto, si mi horario me lo permite, me encantaría repetir el verano que viene.
Hoy el trabajo tenía que ver con la estructura y las escenas de una historia. Víctor propuso que, en unos quince o veinte minutos, escribiéramos un relato en el que alguien es invitado a tomar café, se queda solo y en ese momento, ocurre algo que forma un estrépito y un destrozo en la casa. Y salió esto, que gustó a todos, especialmente a mi profe. Según Víctor, se ve claramente como voy anticipando muchos detalles para llegar a un lógico desenlace final. Le voy a echar de menos.
UNA GANGA DEMASIADO CARA
El autobús había tardado más de la cuenta y ya me estaba impacientando porque sabía que iba a llegar tarde. Diego Márquez, el adjunto a la dirección, hacía dos meses que había llegado a la empresa, y, además de dar muestras de una inteligente lucidez y de una fuerte competitividad, quería ofrecernos su cara más amable a los que éramos ahora sus nuevos subordinados. Para ello se le ocurrió ir quedando en días alternos con los miembros del área comercial para tomar café en su casa. En realidad no era de su propiedad; se trataba de un precioso chalet con jardín que parecía descomunalmente grande para una sola persona como pude constatar en su momento. Pero lo alquiló, según nos contó, porque se lo dejaron a un precio muy bajo. “Inusualmente bajo” – pensé cuando, nada más bajarme del autobús, lo vi al toparme con la verja de hierro de la entrada. Prácticamente de un salto se podría acceder desde el vehículo a la casa.
Me disculpé por mis diez minutos de retraso pero Márquez se mostró muy cordial y alejado de su figura seria de superior mío. Quizá por ello me sorprendió ver detalles en su casa que le alejaban de este estereotipo, como una colección de figuritas de Stars Wars, o bocetos de manga esparcidos aquí y allá, que le dibujaban ante mí como un auténtico freaky.
Mi jefe me miró como queriéndose disculpar por ese trocito de su intimidad que supondría toda una orgía para un coleccionista de cosas raras, pero le sonreí quitándole importancia, porque a fin de cuentas, cada uno tiene en su casa lo que le da la gana.
Mientras saboreábamos un delicioso café e intercambiábamos anécdotas e intimidades, comenzó a sonar su móvil de una manera demasiado insistente, hasta el punto de hacerse molesto.
-Es mi hermano, disculpa un segundo– comentó, algo contrariado, una vez que había respondido al teléfono. – Tengo que ausentarme un momento para darle esos papeles que ves ahí.
Efectivamente, un sobre blanco de buen tamaño estaba sobre la mesita de entrada.
-No tardo nada; me ha dicho que está llegando. No te importa, ¿verdad? Sabes que estás en tu casa.
Asentí sin mucho convencimiento porque no me gusta quedarme solo en casas ajenas, y menos en la de un superior. Pero como sólo iba a ser un momento y me pareció una descortesía irme, permanecí sentado en el sofá.
Mientras esperaba que volviera mi jefe, miré desde el salón al jardín a través de la cristalera. El entorno era bonito, sí, pero consideré que la presencia del tráfico tan cerca le quitaba cierto encanto. “Las rosas y las petunias no casan bien con el humo y con ese ruido” –pensé.
Y en esas estaba cuando escuché un estrépito enorme que hizo que volviera mis ojos hacia el punto del jardín de donde provenía aquel ruido inesperado.
Asomando su morro aplastado entre los macizos de margaritas y hortensias, como si de una flor más se tratara, vi, asombradísimo, a un nuevo invitado que no esperábamos ni mi jefe ni yo: un camión de frutas y verduras que, probablemente, había tomado una curva a demasiada velocidad y se había precipitado sobre la casa.
Algunos melocotones aparecían diseminados por el césped, mientras el perro jugueteaba con ellos, y sorteaba algunos tomates espachurrados que se ofrecían como insólitas amapolas en el jardín.
“Con razón te pusieron el precio del alquiler inusualmente bajo, amigo. Esa carretera tan cerca”… -pensé, mientras el desconcierto se apoderó de la cara de mi jefe, caído por la sorpresa de bruces sobre el césped y aún con el sobre por entregar en su mano.
Para etiquetar en la cajita como: Cerezas y guindas dulces
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8 mordiscos a esta cereza:
Ajajajjaj, ¡qué bueno! y qué mala eres, yo anticipando... bueno, que caí en la trampa, grrrr.
Supongo que si tú lo pasaste tan bien en el taller, tus compañeros me imagino que aparte de aprender del profesor habrán aprendido mucho de ti, que tienes tanto que enseñar, y tu profesor estará encantado de la vida por haberte conocido (¡Un beso, Víctor! XD)
porque eres de lo que no hay.
Sique, Guindilla, sigue que todo lo tuyo es fuera de serie.
Biquiños atlánticos y fresquitos.
Se ve que has disfrutado de ese curso.
Y no me extraña visto lo bien que se te da y la desenvoltura con que te mueves.
Magnífico relato. Después de todo no parece ser que nadie dé duros a cuatro pesetas.
Besos.
Aprovecho ahora que has terminado el curso para decirte (para deciros a todos) que el juego de "En busca del autor perdido" acaba de iniciar una nueva partida en territorio salvaje, http://fauvelapetitesauvage.blogspot.com/2008/07/en-busca-del-autor-perdido-en.html
Estáis todos invitados, especialmente mi Guindilla que como no venga me va a obligar a tener que cumplir mi promesa, ¡grrrrñññññññ!
(¡Hola, Ybris!)
Gracias por vuestros piropos, Ybris y Fauve, aunque el maestro Ybris se haya pasado diciendo de este humildísimo relato que es magnífico. No, Ybris, no es para tanto.
Pero me alegro de verdad que os haya parecido bien.
No sé si mis compañeros habrán aprendido de mí. Lo cierto es que nos lo hemos pasado de maravilla y a mí me hubiera gustado que hubiese durado un curso entero de nueve meses. De verdad. Ha sido un placer.
Y me ha gustado mucho conocer a Víctor. Me he metido en internet y estoy valorando la posibilidad de realizar uno de los talleres de Fuentetaja, el grupo literario al que él pertenece(sería un curso por internet). No es aún seguro por un par de circunstancias, aunque tengo tiempo para pensármelo...
En fin, os deseo buenas noches a todos.
Besos hoy algo frescos,
B.
Claro que tienes que apuntarte. Si tanto gusto te ha dado, sopesa los pros y los contras y mira si te compensa o no. Y seguro que la respuesta es que sí...
Por otra parte, no sólo le doy la razón a Ybris en que es magnífico, sino que creo que tienes un problema:
No sé si es modestia,
pudor,
falta de autoestima,
"demasiada educación",
don para la escritura pero no para la crítica,
defecto de autocrítica excesiva,
perfeccionismo elevado al infinito,
o qué
(no se me ocurren más opciones)
pero tus relatos son magníficos, y es tan obvio que si todos podemos verlo, tendrás que pensar que a lo mejor la equivocada eres tú (a no ser, como decía, que no seas capaz de reconocerlo y decir a gritos: ¡ESCRIBO GENIAL, TENGO UN DON!
Y creo que cuando lo puedas decir sin remordimientos, sin miedo y sin escrúpulos de conciencia o de pudor, serás completamente libre... y feliz ;-)
Besos atlánticos desde este NO tan encapotado que así tengo yo la cabeza, así...
Y vente al juego, que por tu culpa voy a tener que cumplir mi promesa y dejarlo, con lo que me gusta, hazlo aunque sea como una obra de misericordia porque yo soy de ley y de palabra y la cumplo, y si no vienes ya sabes lo que tengo que hacer, y perdería un "vicio" que me gusta tanto... Sé buena, andaaaaa (chantaje emocional total).
No, si la respuesta es un ¡¡Síí!! del tirón, pero ya te contaré por correo privado ese par de circunstancias que hacen que me lo tenga que pensar, cariño... y ya me entenderás.
De verdad, de verdad (y creo que ya me conoces bien), que cuando yo digo que mis relatos no son "magníficos", es porque realmente lo siento así. Sólo sé que me gusta escribir, y me relaja, me divierte, y, sobre todo, me llena y me colma. Eso es todo. Que luego logran gustaros y emocionaros, ¡pues perfecto! Pero de verdad que no es falsa modestia. De verdad.
Y con respecto al juego... lo siento, pero jugáis en otra liga. Yo desconozco la mayoría de los autores de los que habláis. Y mira que he leído... y todo lo que me queda. Pero vuestro nivel es demasiado alto para mí. Os observo y disfruto, eso es todo. Y no me hagas chantaje emocional, que eso no vale, amiga. No, porque es que no voy a jugar. Prefiero veros, ¿vale? :-)))))
Eeeeeeh, cuidadito, que yo no he dicho que sea falsa modestia; sólo lo he sugerido como una de las muchísimas posibilidades que se me ocurren, y de las cuales en el momento en que escribí el mensaje puse las que me salieron, pero hay más.
Por ejemplo: quizás lo que tú quieres hacer no es exactamente lo que haces, aunque eso no hace que baje la calidad de tu obra. Es decir, si Velazquez en el fondo quisiera pintar como Van Gogh pero le salía lo que le salía... Eso no significa ni que uno ni que el otro no sean dos peazo monstruos, aunque puede que no hicieran lo que querían exactamente, o a lo mejor no encontraban qué querían.
A ver si ahora me he expresado mejor, es que como sabes tengo algunos problemillas con eso "últimamente", pero ni los tenía antes ni tengo ahora problemas de apreciación, que no tiene que ver con cómo me exprese yo.
Conclusión: que escribes de fábula, neniña; ¿no te lo ha dejado claro Víctor? Porque como no lo haya hecho le voy a decir yo dos palabritas... (un beso, Víctor) XD
Y a ver si se anima a venir por aquí.
Por otra parte, en lo del juego, si no te apetece, lo dices y listo; pero por la calidad de los jugadores... ten por seguro que al menos yo seguro que sé muchísimo menos que tú, y que todos los que he acertado (excepto el de la premonición) fueron a base de google puro y duro; no se trata de saber literatura, sino de saber buscar a partir de las pistas. Otra cosa, como digo, es que eso no te guste.
¿Le gustará a Víctor? El juego, digo. Podías preguntarle... de mi parte ;-)
Y lo de los mails, mejor no mentarlo, porque la última vez, que fui yo quien lo dijo, justo ganaste en el juego y pareció que te lo había chivado, pero entonces sería absurdo por mi parte hacer público que te había mandado un email... Además acababa de ganar yo de pura chiripa, y Omaha puede dar fe de que no me chivó nada a mí. Una cosa no tiene que ver con la otra, pero fueron una serie de casualidades que no son nada raras en mí, por cierto.
Por cierto, he decidido poner el mío en el perfil de mi blog, ya ves, yo digo "mi blog" y me quedo tan pancha, jajaajajja, al fin y al cabo... ¿qué es un blog? ¿por qué no va a serlo el mío? Pues mira que me costó llamarle así...
Pues eso, que he decidido poner mi mail en el blog porque al fin y al cabo anda por foros y mil sitios, por qué no ahí; además voy a intentar poner una canción que me gusta mucho -pero hace llorar, al menos a mí, y obsesiona: aviso.
Bueno, ¡qué rollo tengo! Biquiños y corto.
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