lunes, 25 de agosto de 2008

La carne de gallina




Y el veinte de agosto se me paró el corazón...



El primer beso que se dieron como matrimonio dentro de un avión. (Se habían casado cuatro días antes.) La piel de bebé tierna, fragante, con ese olor a Nenuco como sólo huelen los bebés. La sonrisa nerviosa de la familia que volaba por vez primera. La alegría del sacerdote que una vez estuvo destinado en Cádiz -el padre Claudio-, y que, tras casi tres años en Camerún, visitaría a su familia. El comandante que siempre, minutos antes de cada despegue, pensaba en sus tres hijas. La mujer que aprobó -¡por fin!- las oposiciones para profesora de peluquería y apretó con fuerza las manos de su marido y su hija antes de volar a su nuevo destino. La música de Amy Winehouse que sonaría en algún Ipod. Las ilusiones de Dara, futura campeona de natación, y el orgullo que sentían sus dos hermanas y sus padres. (Los cinco ya no están aquí.) La nula atención que se le prestaría a Toni, azafata que milagrosamente salvó la vida, cuando ofrecía las instrucciones de salvamento. La madre de Clara que, porque ésta le pidió por favor que la acompañara para no viajar sola, decidió comprar un billete a última hora. Le tocó en un asiento muy alejado de su hija. (Clara falleció. La madre sobrevivió. No era aún su día.) La inquietud por llegar -ya- al destino de vacaciones. La tristeza por haber terminado -ya- las vacaciones. Los ojos negros del guapo auxiliar de vuelo que ya no encandilaría más al resto de compañeras. El osito de peluche que probablemente se quemaría junto con las ilusiones de ciento cincuenta y cuatro pasajeros. La madre que dio dos veces la vida por su hija: cuando la parió y cuando le pidió al bombero que la rescatara antes que a ella, sintiendo ya a su alrededor la llamada macabra de la muerte. El gorjeo sosegado de Pedro Javier, de tres meses. La ilusión contenida de su mamá, Zenaida -diecinueve años-, y Javier, su papá -veintitrés-. La mirada maravillada de la hermana menor de Javier, descubriendo una incipiente sonrisa en la carita de su sobrino. Los cuatro fallecieron.

Esas son las cosas que me han puesto la carne de gallina. Las que, por encima de fotos espantosas de heridos calcinados, miembros amputados o familiares derrotados sobre el suelo, deberían ponernos la carne de gallina a todos. No hacen falta esas fotos porque, por desgracia, nos las hemos imaginado de forma vívida, emborronando los últimos días de agosto con una terrible sombra de congoja y desesperanza.

20 mordiscos a esta cereza:

Fanático dijo...

que morbo

Fanático dijo...

cuanto morbo, queria decir

Belén Peralta dijo...

Amigos: durante algunos años viví en las preciosas Islas Canarias y sé lo que es coger un avión muchas veces de la península a las islas y viceversa. Quizá por ello me ha afectado tanto este espantoso accidente. Con la entrada de esta noche no quiero llegar al corazón de los demás a través del melodrama. Mi pretensión es, como siempre, escribir lo que me sale del corazón... unos días después de la tragedia porque antes me ha sido imposible.

Un beso muy, muy grande a Noray y a Wilma. Me he acordado mucho de ellos estos días.

PD: Sé que Candela me ha entregado un premio precioso, sé que han entrado varios amigos a saludarme, incluso gente nueva y maravillosa... pero hoy sólo puedo escribir esto. Espero que me entendáis. Gracias.

Belén Peralta dijo...

Acabo de leer el comentario de fanático, justo al publicar mi entrada. (Quiero decir que no he puesto mi entrada contestándole a él, es que hoy no me explico demasiado bien).

Fanático, ante todo, bienvenido por pasarte por primera vez por mi blog. Luego, repetirte que no era en absoluto mi intención que mi escrito pareciera morboso. Si lo entendiste así, probablemente es que no me he expresado bien. Sí, probablemente es eso. Gracias por visitar mi cajita de cerezas y guindas. Espero que para otras ocasiones mis entradas te parezcan menos morbosas y más adecuadas.

Un beso y hasta pronto, amigos.

Rocío dijo...

Perdona que me meta, Fanático, pero morbo el que está presente cada vez que nos ponen las imágenes de los cuerpos quemados y de los heridos, como si ellos no tuvieran seres queridos a los que se les nublara la vista y el corazón al verlos, como si fueran objetos casi, entes totalmente despersonalizados.
En este escrito son personas con sentimientos y con ilusiones, no trozos de carne en brasas. Y sobre todo, está hecho con mucho cariño.

Mi recuerdo a todos ellos y a las islas a las que me siento tan unida.

Un beso, Belén.

ybris dijo...

Efectivamente yo leo sentimiento -muy bellamente expuesto- y no morbo.
También a mí se me puso la carne de gallina.
Y siempre pienso en las historias incesantes e implacables que estarán escritas en los accidentes de carretera que todos los días ocurren.
Que su goteo no sea noticia no quita que no existan.
Aunque no tengan lutos oficiales ni visitas de políticos ni, afortunadamente, el morbo -aquí, sí- de los medios que venden la noticia vendiéndose ellos mismos.

Besos.

Candela dijo...

A mi no me parece morbso, me parece un homenaje precioso a las victimas. Yo, por suerte o por desgracia, vivo tambien en una isla y para salir de ella dependo solo de un avion. Aun asi, ya lo he dicho muchas veces, no le voy a coger miedo a volar. Igual ma 164ana me cae una maceta en la cabeza y me deja en el sitio. Yo vivi en Canarias 3 meses, y ahora en Irlanda llevo casi 12 años, volando a España o el extranjero cada 3 meses o mas, o sea, una media de entre 6-12 (si he de hacer conexiones) aviones al año. Me encanta la vida de aeropuerto, mis horas de espera a veces entre conexiones las paso imaginando las vida de los transeutes, a donde van, sus circunstancias, sus ilusiones...

Doctor Krapp dijo...

Tiene su lógica que un accidente colectivo nos conmocione profundamente pero usando el tópico una vez más:
¿Cuanta gente, familias enteras, ha muerto y morirá este mes en las carreteras?
¿Cuantos ositos de peluche carbonizados?
¿Cuantas carreras de deportistas frustradas?
¿Cuantos aprobados de oposiciones o de luna de miel?
En mi ciudad desde una de las playas más famosas se pueden ver los pisos de la Residencia Sanitaria. El otro día mientras paseaba al atardecer por el paseo, miraba las luces encendidas de aquel edificio y me decía, "¿cuanta gente está agonizando ahí dentro mientas yo camino tranquilamente por aquí?" Puede que sea morboso, pero ese es el pensamiento que pasó por mi cabeza.
La muerte nos abruma demasiado y tenemos que esconderla en algún baúl de nuestro conciencia. Luego, en cualquier momento, reaparece con toda su fuerza y nos deja lívidos, sin poder defendernos. Su poder es tan absoluto que ante ella ya no hay argumentos válidos.
Puede ser a causa de un accidente, de un acto terrorista, por la muerte de alguien querido o la nuestra misma, siempre tan cercana.

Fanático dijo...

Hola! lo primero decir que el texto me parece bien construido, bien expuesto, incluso bonito. Sin embargo, me recuerda a una conversacion telefónica que se publicó cuando el 11-S, en el que el marido se despedía de su mujer, entre sollozos. Me parece que tiene que ver con eso. Incluso lo morboso puede ser bonito, no tienen que ser opuestos, creo yo.

En cualquier caso, me referia mas al morbo general que esta rodeando al accidente y el tratamiento de los medios, reprochable.

Estaría bien un post como éste, pero de los muertos en accidentes de tráfico, que si en vez de 100, mueren 80 en una operación salida, y parece una buena noticia; y son 80 dramas. Pero este es otro tema.

saludos!

Dolores Serrano Cueto (Lola) dijo...

Bueno, en todo caso el único morbo que existe es el de los medios de comunicación, cuando solo se centran en repetir una y otra vez imágenes que, no solo hieren al espectador, sino a las víctimas.
A mi también me pone la carne de gallina pensar en todas esas vidas cortadas, en todas esas personas con sus corazones llenos de dolor, en esos niños...Debemos todos recordar siempre que para la muerte cualquier momento es bueno, cualquier circunstancia. Vivamos pues...aprovechando los momentos que son nuestros

Otra cosa: te he dejado en mi blog un -papelito- sinfónico...casi protagonista. Espero que te guste

Un saludo

Ana dijo...

Un besito, guinda, espero que vuelva a latir...

doctorvitamorte dijo...

Te felicito por tu sensibilidad.
¡Ójala se nos pusiese a todos la carne de gallina todos los días! ¡Todos los días hay motivos para ello!

Anónimo dijo...

Como siempre tocas mi fibra! y sí, se me pone la piel de gallina! En mi país también se escucho y se lloró por esta dolorosa noticia, hemos compartido la congoja de que hablas al ver las imágenes e imaginar las historias.
Pero como todos sabemos la vida sigue, por supuesto, sin olvidar.

Anónimo dijo...

Un texto lleno de sensibilidad y de respeto. Qué lejano ésta a la labor de algunos medios televisivos aquella tarde aciaga, los cuales me obligaron a apagar la televisión con la indignación quemándome la vista y los oídos.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Belén Peralta dijo...

Buenas noches a todos, amigos.

Muchas gracias por vuestros comentarios. Sabéis que vuestras huellas aquí son muy bien recibidas. Me encanta que le peguéis mordisquitos a las cerezas, os gusten o no. Es maravilloso saber que lo que una escribe llega hasta tantas personas y que, a muchas de ellas, les gusta.

Una vez me dijo el Dr. Krapp que yo escribía con las entrañas abiertas. Fue una frase que me impactó mucho porque además sé que viene de alguien que adora los libros y la escritura. Yo en esta entrada repito que no quise pecar de sensiblera ni mucho menos regodearme en el dolor ajeno. Soy madre y sé lo que duele un hijo. Soy hija y sé lo que le duelo a mi madre. Soy tía, hermana, prima... y sé cuánto le duelo a mis familiares.

Por eso, Fanático, no creo que sea comparable el retrato humano que he intentado plasmar con el sollozo de ese pobre hombre atrapado el 11-S. Porque la diferencia estriba en que yo no he publicado la foto de una persona carbonizada y agonizando, sino que he intentado dibujar los últimos momentos de esas pobres personas. ¿Que por qué lo hice? Porque yo, repito, al haber sido usuaria durante muchas veces de esos aviones, incluso con mi hijito de diez días, me he puesto en la piel de aquellos que iban dentro y de los familiares que quedaron fuera.

Creo que lo mejor será no intentar explicar más lo inexplicable. Escribí lo que sentí. Lo que aún siento.

Un beso a todos y ya me iré encargando de ir recogiendo mis regalitos, amigos. (Candela, Lola, mil gracias).

Un fuerte abrazo, lleno de cariño, a todos.

B.

MAMI dijo...

Tienes un realito en mi blog
http://mami222.blogspot.com/

Belén Peralta dijo...

Por favorrrrrr pero qué cosa más bonita, Mami... Te lo he dicho ya en tu blog, pero te lo repito... No me lo merezco, de verdad. Mil, un millón de gracias,cielo. Gracias. :-)))

Me encanta que te pases por aquí y le des tu mordisquito a las guindas.

Besos,

B.

Wilma dijo...

Un besote gordo para ti, Guindita amiga.

He tardado mucho en entrar, porque no tengo mucho tiempo ahora, pero cuando entro llego hasta el final, para no perderme ni una sola de tus guindas, y es que soy bastante golosa.

El relato, me ha encantado, por desgracia no ha sido ficción.

Gracias por recordarme.

Besotes.

Belén Peralta dijo...

Te mereces todo eso y mucho más, Wilmita amiga.

Un besazo que llegue hasta las islas,

B.

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