domingo, 22 de junio de 2008

A mi desconsiderada soledad




Soledad,
no me arañes más el corazón.
Guárdate tus conjuros
y no me aceches con tu inquina.
Déjame en paz,
no revolotees más a mi alrededor;
ya ves que no te necesito.

Soledad,
cuando quiera estar sola,
no temas,
que invocaré tu nombre.
Y entonces,
sólo entonces,
me cogerás las manos,
charlaremos de libros,
te contaré mis desvelos,
y, juntas, tomaremos café.
El café que precisamente toman
aquellos que no quieren estar solos.

6 mordiscos a esta cereza:

Im The Lizzard Queen dijo...

aqui pasando a visitrale desde el otro lado del mundo,te recomiendo la cancion de soledad de jorge drexler,me gusto mucho tu escrito y tenemos algo en comun,a mi tambien me gusta billie holiday,un abrazo desde el norte de mexico

ybris dijo...

Pocas veces se me permite gozar de la soledad invocada.
Si alguna vez lo consigo guardaré este poema tuyo para disfrutarlo a solas -contigo.

Besos.

Paula - Canarias dijo...

Soledad y silencio (=incomunicación), qué puñeteros pueden ser cuando no son invocados.

manofthemoon dijo...

Para disfrutar de la soledad uno debe quererla, cuando es involuntaria es tormento

Fermín Gámez dijo...

La soledad, a ratitos, y como dicen algunos de los amigos que han escrito antes, preferiblemente invocada...

Pero Guinda...¿qué es eso de tomar café con la soledad? ¿Por qué precisamente café si me dices que el café no te gusta?

Belén Peralta dijo...

Muchas, muchísimas gracias por vuestros comentarios. Le mando un beso especial a Im the lizzard queen, que nos llega desde muy lejos para dar un mordisquito a las cerezas, y por supuesto un beso fuerte para todos.

La soledad sí, es mala cuando no se quiere voluntariamente. Pero a veces no tenemos más remedio que aceptarla... Lo bueno es que también es caldo de inspiración.

Fermín, que sí, que me gusta más el colacao, pero eso de los cafés como que quedaba más poético...

Besos llenos de compañía,

B.

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