miércoles, 16 de abril de 2008

Un fuego implacable


Déjame acurrucarme en tu regazo.
Sentiremos nuestro mutuo calor
con brasas ardientes avivándolo.
Avanzará el implacable fuego
anegándonos de llamas
hasta que las pavesas se apaguen,
hasta que los rescoldos no calienten.

Entonces, cuando eso ocurra,
tendrás mi boca, mis manos,
mis muslos, mis piernas enroscándote.
No nos hará falta más fuego.

Sólo yo en tu regazo.

3 mordiscos a esta cereza:

Anónimo dijo...

con la piel de gallina... precioso

Urko dijo...

Siempre me sorprendes.

Belén Peralta dijo...

Me sonrojan ustedes, caballeros, pues siempre he dicho que lo de esta humilde juntaletras es, en todo caso, la prosa, y jamás la poesía. No son buenas y lo sé, pero bueno... pienso que hay que atreverse con todo, y, sobre todas las cosas, tratar de plasmar de la forma más hermosa posible los sentimientos. Y de ahí nacen estos ripios.

Gracias muy sinceras por las felicitaciones porque de verdad que creo que no las merezco.

Un beso, caballeros.

B.

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