lunes, 21 de abril de 2008
La inconsciencia eterna
de mil besos prestados
cuando en su momento
debí regalártelos, donártelos,
dártelos enteros,
que fueran una dádiva perpetua.
de mil besos prestados
cuando en su momento
debí regalártelos, donártelos,
dártelos enteros,
que fueran una dádiva perpetua.
Así, ahora,
no me arrepentiría
y mi mochila no estaría tan llena,
tan insultantemente cargada
de mis mil besos prestados.
Preferiría
que no me los hubieras devuelto
y que te los hubieses quedado
para continuar, en tu soledad,
reviviendo degustándolos.
y que te los hubieses quedado
para continuar, en tu soledad,
reviviendo degustándolos.
Para etiquetar en la cajita como: Prosa en vertical
Subscribe to:
Enviar comentarios (Atom)
1 mordiscos a esta cereza:
Publicar un comentario