miércoles, 19 de septiembre de 2007

Singular y uno



"La playa y la alta mar dan al hombre un sentido de la distancia, en relación con el llano inmenso que lo rodea; el horizonte es para el marinero y el pescador, singular, uno, sin solución de continuidad, redondo, sin salida posible, como una cárcel, como un grillete gigantesco que sujeta las almas". (Domingo Manfredi Cano, escritor y flamencólogo)



Singular. Uno. Así es el mar para Domingo Manfredi. Sin solución de continuidad, redondo, sin salida posible, como una cárcel. Como un grillete gigantesco que sujeta las almas, sí. Así es para Manfredi y para los valientes marineros del Nuevo Pepita Aurora que desde el fatídico cinco de septiembre pasado descansan en la paz eterna. Tres de ellos siguen esperando que les liberen del grillete gigantesco, que la llave gire y puedan reencontrarse con sus seres queridos, aun fríos, hinchados y con el horror de la asfixia en sus ojos. Pero al menos, aún con el sello horrible de la muerte en sus rostros, tendrán un lugar donde su gente, su gente buena, humilde y sencilla que les llora en la lonja, tengan un lugar más adecuado para hacerlo. El cementerio de Barbate.


Faltan tres. Tres presos que no se han podido liberar aún de los grilletes del mar. Rezo porque muy pronto nos den la noticia.

Mi despacho da al mar, afortunadamente. Al muelle. Todos los días veo el trasiego de buques y barcos que atracan, que se marchan, gente que va, que viene; incluso a veces, desde el balcón de mi despacho, les digo adiós con la mano, como me ocurrió el otro día con un barco de marinos chinos que estaba de instrucción.

La otra mañana fue infernal, llena de truenos y con el cielo negro. Caía el diluvio. Y yo pensaba en los marineros que seguían en el fondo del mar, y que sería imposible rescatarlos con ese tiempo. Y todas las mañanas, cuando llego y abro el balcón, miro al frente y compruebo si el mar está calmo o bravío, si las condiciones serán buenas o no para el rescate. Hoy por ejemplo la mañana era bellísima, el mar perfecto para ello. Sabía que habían estado toda la noche intentando localizar algún cuerpo y luego, a través de internet vi que sí, que uno a la una de la mañana y otro a las siete, justo cuando yo me estaba arreglando para ir al trabajo. Me alegré mucho por ellos y por sus familias, porque ante lo inevitable de sus muertes al menos hay que felicitarse porque los hayan encontrado, pero aún faltan tres. Faltan tres. Faltan tres.


Descansad en paz, valientes marineros del Nuevo Pepita Aurora. Ánimo a sus familias y a todos los barbateños, gente buena de sal y olas. Corsario, te mando un beso especial para ti.


4 mordiscos a esta cereza:

Maria dijo...

Yo vivo en el interior pero nací en un pequeño pueblo de pescadores, a veces se nos olvida del riesgo que corren esas personas, se nos olvida o no somos conscientes de su labor. Adoro Cádiz y adoro el mar, así que me uno a tus rezos no sólo para que encuentren esos cuerpos y sus familias puedan descansar sino para que estas desgracias no ocurran más.

Un beso muy especial a toda la gente de la mar

Unknown dijo...

Mil garcias Guinda.

No sé si te pasaste ya en el foro por mi hilo de "Qué bonita es la mar" Me gustaría mucho lo hicieses y que te fijases bien en cada enlace pues son muy significativos.

Después de que la gente conserve en la retina estas imágenes, haré unos comentarios en relación con lo que está pasando en nuestro mar con el Pepita Aurora, Bahía, Velasco segundo y tantos otros.

Unknown dijo...

Huy, Ya se me olvidaba: No tienes una idea de cuanto das a esos marineros que se hacen a la mar y a los que saludas con la mano.

En la mar, el saludar al cruzarse con un barco o al verlo partir, o incluso en puerto; es un acto sagrado y al que se le da un aprecio especial, pues es sinónimo empatía y anuncia una solidaridad sin reservas.

Cada marino al que saludas, sabe desde ése momento que en tierra se queda alguien muy especial y que del mismo modo ése alguien se hace a la mar con ellos compartiendo su suerte.

No dudes ni un momento que esto es así.

Un beso, Marinera.

Belén Peralta dijo...

María, Corsario, qué buenos vuestros comentarios. Se nota que os gusta la mar, que os dice algo, que tiene que ver con vosotros.

A mí me encanta mirar el mar y oír su sonido, pero es cierto que le tengo mucho respeto, me da bastante miedo. Por ejemplo, cuando voy a la playa tengo que pisar el fondo, para mí es imposible ir a, como decimos en Cádiz, "agua tapá", es decir, sin poder tocar el fondo con los pies. Me entra pánico. Cuando tenía siete años una enorme ola me envolvió y menos mal que estaban mis hermanos y otra gente cerca al rescate, aunque les costó un poco recuperarme.

Al mar hay que tenerle mucho, muchísimo respeto.

El otro día, en un reportaje sobre las banderas amarillas en la playa, un papi treintañero decía, riéndose, que se estaba bañando con su hijo de siete años a pesar de la bandera amarilla, que recomienda bastante precaución en el baño, porque, y a pesar de las olas bastante grandes, "porque era divertido". De inmediato supe que no era gente de costa. Lo sabía. Y, efectivamente, a una pregunta de la reportera, dijo que era del interior. Hay que tener mucho cuidado con el mar. Es hermoso, pero también encierra muchas lágrimas dentro.

Seguimos esperando el rescate de esos tres cuerpos. Pobrecillos y pobres sus familias, a los que les están dando parte de la recaudación de la pesca de toda la flota para que puedan comprar comida y los libros y material de la vuelta al cole, a la espera de las ayudas. Una verdadera tragedia.

Template by:
Free Blog Templates