lunes, 10 de septiembre de 2007

Déjame


Déjame reposar mis labios en los tuyos,
y al hacerlo, obtener la certeza de saberte mío.
Fabricaré para ti
retazos de mi vida,
retales de recuerdos,
cosidos todos primorosamente
y anclados así en mis sueños.


Déjame, al fin, conquistarte,
y clavar mi bandera de amor en tu pecho,
gritando a todos que eres mío,
cincelando mi nombre
en tu cuerpo extendido.

5 mordiscos a esta cereza:

Unknown dijo...

Espléndido romanticismo. Sí. Me ha encantado, pero déjame ser exageradamente crítico, y es que tú puedes darle una métrica y una carencia mucho más depuradas.

Belén Peralta dijo...

Corsario, me encanta la crítica cuando es constructiva.

Ya lo he dicho en más de una ocasión: la poesía no es lo mío, y eso que escribo poemas desde que tenía nueve o diez años (empecé antes con pequeños cuentos y relatos). La poesía que he escrito siempre ha sido con métrica libre y rima asonante, es que no sé hacerlo de otro modo. Ojalá me pareciera a ti escribiendo poesía, ojalá. Yo más que poesía la llamaría "prosa poética puesta en columna".

Me alegro mucho de que te haya parecido romántica y te haya gustado, mi Corsario.

Te mando mil besos.

B.

Doctor Krapp dijo...

Guinda, reconozca que este texto es el más acabado ejemplo de lo que le decía ayer sobre el espíritu guerrero y el afán de posesión. Lo de clavar la bandera tiene algo de la famosa foto de Iwo-Jima.

yinyang mason dijo...

Clavar, clavar... Mmmmmm... Siempre.

Belén Peralta dijo...

Doctor, es usted un cachondo.

Javi, no me seas tan salido. ¿Qué pensarán de ti mis invitados? (emoticono pensando).

¿Les he dicho alguna vez que les quiero?

B.

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