domingo, 26 de agosto de 2007

Canción triste de la mujer sola


Acaríciame. Te ofrezco mi pelo, mi cara, mi cuello, mis pechos, mis brazos, mi abdomen, mi vientre, mi sexo, mi espalda, mis piernas. Toda yo soy para ti, para convertirme en un trocito más de tu vida, aunque sólo sea por esos instantes que esta noche significará en toda tu vida; aunque ya nunca más nos volvamos a ver, a encontrar, a tenernos.

Preciso de tus ojos en mis ojos la mirada. Quiero rastrearte, sumergirme en ti, adivinarte y tenerte, poseerte mientras tú lo haces, mientras el calor nos agobia y se derraman dulcemente tus caricias sobre mi piel morena. Necesito que me hables y que calles, que me protejas con tus brazos y me azotes con tus ojos, que esos dedos que inquieren y buscan, encuentren. Te daré calor a cambio de tu fuego, te regalaré vida si me das ternura. Mordisquitos y risas serán la recompensa a tus ansias por explorarme; dulzura y descaro los premios por conseguir.

Mil besos serán tuyos si esta noche consigues hacerme feliz.

2 mordiscos a esta cereza:

woodyalle dijo...

Esta noche no te creo, guinda. La luna se vistió de mora y la brisa traicionera me trae tus susurros aterciopelados y envenenados.
Esta noche, gitana, no me busques entre tus sábanas. Búscame en la playa borracho de tus caricias, ebrio de tus ofrendas carnales émulas de Calipso, sediento de tus dedos, de tus labios, de tus curvas tan sinuosas como imposibles.
No, guinda. Esta noche no te creo.

Belén Peralta dijo...

Veo que la Guinda no está sola esta noche... Y eso me encanta.

Despreocúpate, que te buscaré.

Besos, besos, besos...

B.

Template by:
Free Blog Templates